Estás a punto de viajar a México, ¡atento a la documentación!
Muchos brasileños tienen la intención, durante este año, de volver a los viajes de ocio, tanto en Brasil como en el exterior, después del largo período en el que se han visto privados de entretenimiento debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Uno de los destinos escogidos fue México, famoso por sus playas y excelente infraestructura hotelera.
Este documento es gratuito y debe solicitarse hasta 30 días antes del viaje, es válido para ingresar a México 30 días después de su emisión y da derecho a permanecer en el país por 180 días. Es imperativo que el pasajero imprima por duplicado la autorización antes mencionada.
Este requisito no está relacionado con los brasileños que presenten un documento de residencia permanente en Canadá, los Estados Unidos de América, Japón, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, cualquiera de los países que componen el espacio Schengen. También están exentos los brasileños con residencia fija en países miembros de la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile y Perú) o con visa válida y válida para Canadá, Estados Unidos de América, Japón, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte o cualquier otro país que conforman el Espacio Schengen.
En los últimos meses, muchos brasileños se han visto sorprendidos por la denegación de embarque a México, por no poder acceder rápidamente al sitio web puesto a disposición por el gobierno mexicano para emitir este documento obligatorio. Existen otras situaciones en las que, a pesar de haber sido emitida esta autorización, el consumidor no ha ingresado su nombre “exactamente” como aparece en su pasaporte. En estos casos, también les sorprende la negativa de embarque, ya que no pueden rectificarla telemáticamente en la web del Gobierno, por la dificultad para iniciar sesión. En estas dos situaciones, además de la frustración de no embarcar, el pasajero también tiene que afrontar la pérdida económica de los servicios turísticos contratados (aerolínea y hotel), que no utilizó.
A la luz de estas consideraciones, corresponde al consumidor brasileño prestar la debida atención a conocer la exigencia de esta “autorización electrónica”, así como el riesgo que podría sufrir si no pudiera obtener este documento frente a una “mero obstáculo electrónico” que debería causar no solo indignación sino también pérdidas financieras.
Finalmente, los consumidores brasileños debemos expresar nuestra indignación ante la imposibilidad de cumplir con los requisitos legales impuestos por el gobierno mexicano, que no cuenta con acceso electrónico efectivo para satisfacer sus demandas legales.
Ahora bien, a pesar de contar con una infraestructura turística envidiable, México debe contar con medios electrónicos más eficientes para que sus turistas brasileños puedan cumplir con los rigores establecidos para el efectivo cumplimiento de esta autorización electrónica.
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