Primero, un volcán inactivo durante ocho siglos ha vuelto a la vida en el norte de Europa, en la isla de Islandia; luego la tierra tembló en el país más grande de Centroamérica, México; y luego Japón sintió temblar la tierra al otro lado del mundo. Por lo que se sabe hasta el momento, no hay muertes que registrar.

En el país nipón, las autoridades han emitido una alerta de tsunami (mientras tanto retirada) tras el seísmo de 7,2 grados en la escala de Richter que asoló el noreste y sacudió los edificios de la capital, Tokio. El seísmo se produjo a las 18.09 hora local (09.09 de Lisboa), con epicentro en el mar frente a la costa de Miyagi, a unos 60 kilómetros de profundidad en el océano Pacífico, según la Agencia Meteorológica de Japón. El mismo organismo había advertido del riesgo de un tsunami de un metro de altura en la misma región que, en 2011, resultó gravemente dañada durante el gran terremoto y tsunami que sacudió Fukushima.

Unas horas antes, la tierra tembló en México. Eran las 2:06 de este sábado en Lisboa, las 21:06 del viernes en el gran país centroamericano, cuando un sismo de magnitud 5,7 obligó a evacuar edificios en Ciudad de México, la capital. El epicentro fue en la Costa Chica, del lado del Pacífico, al sur de Acapulco, en el estado de Guerrero. No hay daños materiales que reportar, pero hubo necesidad de desalojar a algunos turistas de los hoteles donde se encuentran de vacaciones.

En Islandia, el sistema volcánico Krysuvik volvió a la actividad anoche después de 900 años de inactividad. La erupción en el monte Fagradalsfjall, a 40 kilómetros de la capital Reykjavik, comenzó alrededor de las 20:45 de este viernes y sigue a un sismo de 5,7 en la escala de Richter, que ocurrió hace aproximadamente un mes y fue seguido por miles de réplicas más débiles, por lo que las autoridades había intensificado la vigilancia en la región. La actividad volcánica se considera modesta, pero en las imágenes aéreas, recogidas esta mañana por la Guardia Costera, se puede ver un “mar” de lava bajando de la montaña. En un principio no habrá riesgo para las poblaciones aledañas, ya que existe una gran zona deshabitada alrededor del volcán.