en quinto lugarporque es necesario discutir las implicaciones de esta evidencia a la luz de la igualdad de género en términos de trabajo y conciliación trabajo-familia.

Este estudio no logró identificar tan claramente la asociación entre la licencia parental y una mejor salud mental de los padres. El punto no es que esta asociación no exista, sino que es más difícil de probar. En primer lugar, por el hecho de que los datos son menos robustos, ya que son menos los padres que se acogen a los permisos ampliados: de media, los padres se acogen a menos de la mitad de los permisos que disfrutan las madres.

Bajo el pretexto de proteger la salud mental de las madres, las diferencias entre hombres y mujeres no deben perpetuarse en sus oportunidades profesionales, por tanto también en su condición económica.

Segundo Comisión Europealas mujeres trabajan equivalente a 2 meses más al año que los hombres tienen el mismo nivel salarial y esta diferencia se da en todos los campos profesionales, incluso entre las profesiones más cualificadas. También sabemos por qué: las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres al cuidado de sus hijos y a las tareas del hogar.

En el caso de la licencia parental, la principal opción de política es ampliar el período de licencia obligatoria para el padre. Esta paridad aún no se da en muchos países. Las principales excepciones son Francia, Corea del Sur, Suecia o Islandia.

Este estudio nos recuerda cuán ineludible se ha vuelto la salud mental, sin estar envuelto en controversia.

La controversia que este estudio ayuda a desmitificar es la supuesta mayor vulnerabilidad de las mujeres a los trastornos mentales. Es necesario ir más allá de las predisposiciones hormonales o fisiológicas, pues la condición materna somete a la mujer a presiones familiares, laborales y económicas mucho mayores que al hombre. Está claro cómo la protección laboral y salarial puede mitigar los síntomas depresivos, la angustia psicológica y el agotamiento.