El rostro de un joven que vivió hace unos 700 años en el estado mexicano de Michoacán será reconstruido por un equipo de científicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah) de ese país. Los huesos de la época precolombina fueron recuperados hace 35 años por el arqueólogo Román Piña Chan.
Según los expertos, este individuo tenía entre 22 y 24 años, formaba parte de la cultura occidental y aparentemente pertenecía a la élite local. También era delgado, medía alrededor de 1,60 my aparentemente no hacía ningún trabajo físico, ya que sus huesos no mostraban ningún desarrollo adicional.
Los análisis también revelaron que el hombre probablemente fue sacrificado, hipótesis que podría confirmarse o descartarse más adelante. Además, en la región posterior e inferior del cráneo, los exámenes radiográficos identificaron rastros de lo que pudo haber sido un problema de salud o deterioro óseo durante el momento del entierro.
El esqueleto fue encontrado en el municipio de Ario de Rayón y luego trasladado al Museo Regional de Michoacán, donde se estudiaron sus características y se le realizó un tratamiento conservador. El material volverá al museo en los próximos meses, tras estudios más profundos.
La conservadora Luisa Mainou, de Inah, explica que, como parte de la recuperación, se retiró una capa de pegamento que cubría cada uno de los huesos. Además, el esqueleto ha pasado por un proceso de remineralización y bioconsolidación, para aumentar su resistencia, dureza, flexibilidad y elasticidad.
“De esta manera se prolonga su conservación por más tiempo”, subrayó Luisa en el sitio web del Inah.
También se creó una reproducción del cráneo, con la que la antropóloga forense Lilia Escorcia hará una aproximación facial de cómo habría lucido el hombre. Se agregarán músculos para darle volumen al rostro y luego el artista visual Irwing Minero le dará expresiones al ex residente en México.
Antes de mover el esqueleto, el equipo también fotografió la ubicación de cada uno de los huesos, ya que en muchos casos esto puede indicar con mayor precisión la época y región a la que pertenecía el individuo.
Luego los expertos lo desmantelaron hueso por hueso, empezando por la cadera, y lo limpiaron. Un microscopio electrónico también analizó la presencia de algunos restos de tejido en el esqueleto.
“Jugador. Organizador. Devoto ninja de la cerveza. Experto certificado en las redes sociales. Introvertido. Explorador”.