Estas familias llevan una doble vida en la frontera entre Estados Unidos y México

Durante décadas, muchos otros en Ramblas Chico, en su mayoría hombres, también han cruzado la frontera sin documentos, siguiendo los ciclos de cultivo de uva, almendra, sandía y tomate de California. Los dólares que trajeron han transformado esta ciudad en casi 700 habitantes, desde casas en su mayoría de ladrillo hasta casas de hormigón y ladrillo. Cada año, la población aumenta ligeramente a medida que nórdico – Norteños: regresan de los Estados Unidos de noviembre a abril.

Pero mientras los funcionarios estadounidenses han endurecido las políticas de inmigración y fortalecido la seguridad fronteriza a lo largo de los años, algunos de los que emigraron cada temporada legalizaron su estatus y pidieron a sus familias de México que se unieran a ellos en los Estados Unidos. Otros permanecieron en las sombras como inmigrantes indocumentados. Aquellos que han sido deportados o repatriados solos a Ramblas Chico ahora tienen hijos que sueñan -o planean- cruzar la frontera como una forma de escapar de la creciente pobreza en el México rural.

Separarse de la familia para ganarse la vida

La población rural de México se está reduciendo 57%, en 1950, al 21%, en 2020, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México. Solo en Jalisco, solo el 12% de la población vive en zonas rurales como Ramblas Chico. La tasa de pobreza de Tototlán, el municipio donde se ubica Ramblas Chico, es 41%En comparación con 13% en el condado de Colusa, California, donde muchos migran a Ramblas Chico.

La falta de oportunidades laborales es una de las razones por las que la gente se va. Por eso el abuelo materno de Cano, Octavio Gutiérrez, emigró en la década de 1970 y cambió definitivamente la trayectoria de su familia.

La madre de Cano, Eduviges Gutiérrez, de 51 años, creció viendo irse a su padre durante meses. Las remesas pagaron la construcción de una casa más grande y fuerte en Ramblas Chico, pero la ausencia de su padre también significó que Eduviges tuviera que ayudar a cuidar a su hermano menor y cuidar los campos de trigo de la familia.

“La vida es mejor allí”, dice Eduviges. “La gente dice que es mejor ser pobre allá que ser pobre aquí. Allí ganan más que aquí, y están mejor alimentados allá que aquí”.

Nacho Manjarrez

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