OLos contenedores de plomo son del tamaño de una lata de sardinas y contienen inscripciones dedicadas a santos específicos.
Una nota manuscrita encontrada en una de estas cajas sugiere que fueron encontradas previamente en 1810 y enterradas.
La nota informaba que una de las cajas había sido encontrada por un grupo de albañiles y pintores en 1810 y pedía a quien la encontrara que “rezara por sus almas”.
Estos se encontraron en nichos tallados en las paredes en la base de la linterna de la catedral, el tragaluz que se encuentra sobre la cúpula.
Los nichos estaban revestidos con paneles de arcilla y ocultos bajo yeso.
Los expertos destacaron este viernes que las reliquias fueron encontradas el 30 de diciembre, durante los trabajos de restauración del yeso.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia ha señalado que las cajas podrían haber sido colocadas allí para brindar protección divina a la catedral o la ciudad.
Este instituto ha destacado que, una vez catalogadas, las cajas y su contenido se volverán a colocar en sus nichos y se taparán con yeso.
La catedral se construyó a lo largo de varios siglos entre 1573 y 1813. Una de las razones por las que tomó tanto tiempo fue que, casi tan pronto como comenzó la construcción, el edificio masivo y difícil de manejar comenzó a hundirse en el subsuelo blando que caracteriza a la ciudad.
No es la primera vez que se encuentran reliquias enterradas dentro de los muros de la catedral.
En 2008, los investigadores encontraron una cápsula del tiempo de 1791 colocada sobre el campanario de una catedral, aparentemente para proteger el edificio de la caída de rayos.
La caja de plomo llena de artefactos religiosos, monedas y pergaminos se colocó en una esfera de piedra hueca para marcar la fecha del 14 de mayo de 1791, cuando se colocó la última piedra del edificio, 218 años después de que comenzara la construcción.
Un pergamino perfectamente conservado encontrado en la caja describía el contenido de la cápsula del tiempo, incluidas 23 medallas, cinco monedas y cinco pequeñas cruces de bambú. El pergamino escribió: “todo es para protección contra las tormentas”.
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