La propuesta de Ânimas es que las cenizas de tu mascota sean entregadas en urnas hechas a mano, de cerámica por la propia Christine, y que puedan ser plantadas junto a alguno de las decenas de árboles nativos que cultiva en su coto.: jatobá, manacá-da-serra, pau-brasil, araucaria y jabuticabeira, por mencionar algunos.

Ubicada en Itapecerica da Serra, la reserva Christine Hueck es un oasis de tranquilidad. El silencio del bosque es interrumpido por los gritos de pájaros e insectos y, de vez en cuando, se escucha a lo lejos el ruido de los coches, procedente de una de las vías principales de acceso al barrio.

En la recepción del crematorio, un espacio minimalista, de colores claros y sin adornos que ocupan las pocas paredes, el verde del bosque da tono y rostro al ambiente. Christine recibe a los guardianes en duelo, presenta urnas disponibles para guardar las cenizas de las mascotas y, si es el deseo de la familia, también desde allí se puede observar la cremación transmitida por las cámaras de video instaladas en el área técnica.

Para iniciar su actividad, Ânimas enfrentó un largo camino burocrático: tardó cuatro años en esperar la aprobación de la licencia por parte de la Cetesb (Sociedad Ambiental del Estado de São Paulo). En estos tres meses de actividad, el número de personas que buscan el lugar ha ido aumentando progresivamente, y la expectativa es que la fuerte inversión realizada en la estructura del crematorio pronto se revierta.

El horno se enciende una o dos veces por semana, según la demanda.. Dado que el inicio de la operación implica una operación compleja, la cremación se realiza cuando ya hay algunas mascotas esperando el rito.

Mientras tanto, los cuerpos de los animales se mantienen en una habitación fría, similares a los que se utilizan para conservar cadáveres humanos. En Ânimas se individualiza la combustión, procurando que las cenizas no se mezclen. La cremación de cada animal dura aproximadamente una hora, dependiendo del tamaño.