El mamífero, que pesa más de 45 toneladas, aparece a ambos lados de la embarcación y es besado y acariciado por los turistas, sin parecer incómodo. La ballena luego rocía agua sobre el bote. Alex Banky, un turista estadounidense de 36 años, le dijo al Daily Mail que “fue una experiencia increíble, estaba emocionado. Fue mágico, una experiencia única”.

En una publicación en las redes sociales, el especialista en divulgación científica de los mamíferos marinos, Gabriel Leandro Gomes, señaló que estas ballenas “son conocidas por su curiosidad por los barcos en algunos lugares y están en el corazón del avistamiento de ballenas y el ecoturismo a lo largo de la costa occidental de América”. “.

Gomes también advierte sobre la legislación en Brasil, así como sobre el riesgo de transmisión de enfermedades al tener un contacto tan cercano con ballenas: “En México, las reglas para observar y contactar ballenas te permiten tocar, besar, acariciar, pero aquí en Brasil esto tipo de práctica está prohibido por la ley. Además de estas reglas hay un tema muy importante relacionado con la salud pública, las zoonosis son simplemente enfermedades que pueden transmitirse de animales a personas y viceversa, y entre mamíferos marinos y humanos, tenemos varias enfermedades que pueden ser causadas por bacterias, virus, parásitos u hongos”.