La reforma ministerial prometida hace unos dos meses por el presidente Lula para sumar los partidos del Centro al gobierno corre el riesgo de sufrir otro aplazamiento y expone a la usura a los poseedores de carteras destinadas a cambiar de lugar. El retraso somete a los auxiliares a una especie de “efecto fritura” prolongado. Es el caso de los ministros Wellington Dias (PT), de Desarrollo Social, y Márcio França (PSB), de Puertos y Aeropuertos: el primero debe aportar parte de las acciones sociales que contempla el PP, y el segundo puede modificar carteras para abrir vacante para los republicanos.
Lula partirá hacia la reunión del G20 en India este jueves, después del desfile del 7 de septiembre -reducido este año- y permanecerá fuera del país hasta el día 10. Los asesores presidenciales se muestran escépticos ante los anuncios relevantes hasta entonces. Al retraso contribuyeron los cambios en el nombramiento del mando del CEF, que se espera que sea ocupado por el ahijado del alcalde, Arthur Lira (PP/AL). Gilberto Occhi, funcionario y presidente de la institución, fue nuevamente citado para el cargo.
El hastío de Wellington Dias persiste, a pesar de las repetidas manifestaciones del presidente en apoyo al ministro. En homenaje a él, Lula participó en el lanzamiento del plan federal que pretende eliminar a Brasil del mapa del hambre, que tuvo lugar en Teresina, capital del estado de Dias. En su momento, el aviso anunció que el evento y las declaraciones de Lula pondrían fin a la “telenovela mexicana” que se convertiría en la prevista división de la cartera.
Márcio França, citado en Puertos y Aeropuertos, intenta iniciar el debate, este lunes, sobre qué hacer con el aeropuerto de Viracopos, por ejemplo. Los grupos empresariales defienden una nueva licitación, por incumplimiento de obligaciones contractuales, ya que la actual concesionaria Brasil Viracopos entró en proceso de recuperación judicial. França estaría dispuesta a asumir el puesto vacante en Ciencia y Tecnología del PCdoB, actualmente bajo el liderazgo de Luciana Santos.
La cuestión es delicada porque Lula no quiere ofender a los aliados del partido del ministro ni asumir la carga de sustituir a una representante femenina en primera instancia sin que se le ofrezca una compensación adecuada.
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