Si en 2022 se dio un suspiro de alivio gracias al acuerdo de cereales entre Rusia y Ucrania, ahora se vuelve a quedar sin aliento.
Ese año, en medio de la invasión rusa de Ucrania, el Kremlin acordó firmar la Iniciativa de Granos del Mar Negro, para que Ucrania, uno de los mayores exportadores de granos del mundo, tuviera la oportunidad de ver los barcos zarpar de sus puertos, para alimentar , en particular, los países con más dificultades.
Desde entonces se han liberado casi 33 millones de toneladas de cereales, aunque bajo estricto control ruso debido a sospechas de transporte clandestino de armas. Pero la llegada de cereales, especialmente maíz y trigo, calmó a la población y el impacto de la inflación en los productos alimenticios. Los principales destinos fueron China, España y Türkiye.
Ahora el Kremlin no quiso renovar el acuerdo, que concluyó el lunes, justificando que no se habían cumplido las condiciones para la exportación de cereales rusos, lo que hace temblar a los ucranianos y sus aliados.
Sin embargo, Rusia ha dejado la puerta entreabierta, afirmando que revisará su posición tan pronto como consiga lo que quiere, es decir, quiere poner fin a las sanciones impuestas al Banco Agrícola Ruso, ya que está excluido del sistema de transacciones internacionales. conocido como SWIFT. Y también quiere poner fin a las restricciones al transporte marítimo y a los seguros.
Aunque muchos expertos ven esta decisión como una “estrategia”, grandes nombres internacionales han reaccionado.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó “con vehemencia” la decisión de Rusia, que considera “cínica”, a través de la red social Twitter. También aseguró que la Unión Europea está trabajando para “garantizar la seguridad alimentaria de los más vulnerables”.
Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, dice que “los países en desarrollo pagarán la cuenta” y que esto es un “acto de crueldad”.
Erdogan, el presidente turco que negoció el acuerdo, prometió hablar con el presidente ruso sobre el acuerdo de cereales, pero dice que cree en su continuación.
El presidente ucraniano, Volodymir Zelenskyj, no se quedó callado y afirmó a través de las redes sociales que: “incluso sin Rusia, hay que hacer todo lo posible para que podamos utilizar este corredor en el Mar Negro. No tenemos miedo”.
¿Y ahora? O Rusia lo piensa de nuevo o establece un plan B, de lo contrario el sombrío escenario de hambre en los países en desarrollo y aumentos galopantes de los precios se hará realidad.
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