En su primer mitin desde las elecciones de 2018, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), reunió el domingo a una multitud de simpatizantes en la Ciudad de México en lo que llamó la “Marcha del Pueblo”, organizada para demostrar su apoyo a el Presidente tras críticas y protestas contra el proyecto de reforma del sistema electoral del Jefe de Estado.
La reforma inicialmente prevista por AMLO consistiría en una reforma constitucional que reemplazaría al Instituto Nacional de Elecciones (INE), organismo autónomo designado por los partidos representados en el congreso por una nueva institución, el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) ., con siete en lugar de los 11 regidores elegidos por elección directa, y que eliminaría los institutos electorales de los estados mexicanos.
Terminando en la plaza central de la capital del país, conocida como el Zócalo, la manifestación de este domingo se sumó, ssegún el alcalde de la capital, partidario del presidente, cerca de 1,2 millones de personas conmemoran los cuatro años de presidencia de AMLO, en una manifestación que las calles siguen con él, luego de que una manifestación opositora reuniera, en la misma ciudad el día 13, unas 200 mil personas vestidas con ropa y accesorios rosa (el color del INE logo), quien protestó afirmando que “en el INE no se puede tocar”.
Al día siguiente, AMLO acusó, en rueda de prensa, a los manifestantes de utilizar la defensa del INE como “una excusa” para manifestarse en contra de “la transformación que se está dando en el país” y a favor de los “privilegios que antes tenían”. ”, “corrupción”, “racismo”, “clasismo” y “discriminación”.
Sin embargo, la propuesta de reforma del sistema electoral requiere la aprobación de una mayoría de dos tercios en el Congreso de los Diputados de México, algo que no tiene la coalición de gobierno encabezada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido de López Obrador.
La oposición ha cerrado filas contra la propuesta original del presidente y ya ha declarado que votará en contra. El líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido que gobernó México durante gran parte del siglo XX, Alejandro Moreno Cárdenas, defendió que el INE era “intocable” y que contaba con el “apoyo absoluto” de su partido contra esta iniciativa que pretendía “apoderarse de los órganos electorales”.
Marko Cortés, presidente del derechista Partido Acción Nacional (PAN) y el mayor partido de oposición, dijo al diario mexicano el Universal que la reforma electoral propuesta “pretende destruir la democracia” y eliminar la institución autónoma que gestiona los procesos electorales.
Así lo aseguró el profesor del Tecnológico de Monterrey, Arturo Sánchez Deutsche Welle que la reforma del INE traería “personas promovidas por diferentes partidos”, lo que le llevaría a dejar de ser “apartidista”.
Ante la falta de consenso e insistiendo en llevar a votación la propuesta de revisión, López Obrador elaboró un “plan B”, reformando las leyes electorales ordinarias, es decir, leyes que no prevén mayoría calificada y pueden ser aprobadas con un 277 votos que los partidos de gobierno ostentan en el Congreso, sin necesidad de acuerdos con la oposición.
Estas reformas legales tienen como objetivo, según el presidente, “no gastar tanto en la organización de elecciones” y “prohibir la compra de votos”, dijo AMLO el jueves pasado.
Sin embargo, el abogado constitucionalista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México Francisco Burgoa advirtió en entrevista con el periodista mexicano Ricardo Rocha que cualquier reforma legal que entre en conflicto con las normas constitucionales que rigen el sistema electoral sería, “sin duda, inconstitucional”.
Texto editado por Paulo Narigão Reis
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