Decenas de accidentes mortales, secuestros e incluso asesinatos: repartidores de comida en la Ciudad de México se unen para reclamar, como sus colegas de otros países, sus derechos en el trabajo con plataformas de servicios, adaptando su lucha a los riesgos típicos de la megaciudad mexicana.
Mientras los repartidores de Europa se preparan para discutir una propuesta que reconoce los derechos de los trabajadores de plataformas como Uber, Didi, Deliveroo, en el Congreso mexicano se están adelantando seis iniciativas.
Las propuestas pretenden reconocer tanto a los distribuidores como a los conductores como trabajadores para que puedan disfrutar de derechos planos, como la seguridad social, vacaciones y bonificaciones navideñas, mientras que las empresas serían catalogadas como empleadores, con todas las obligaciones que ello conlleva.
Al menos 500.000 personas trabajan de manera informal en México como choferes o mensajeros en estas plataformas digitales, según estimaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social en octubre.
En la Ciudad de México, con muletas y una prótesis en la pierna izquierda, Víctor, de 33 años, sigue entregando alimentos en su casa tras sufrir un accidente el 13 de diciembre de 2020 que le obligó a sufrir una amputación de rodilla. .
“Estaba en una motocicleta. Este es el final de lo que recuerdo. Me desperté el viernes. No recordaba nada. Era una ambulancia que estaba en el carril opuesto”, dice este joven a la AFP, entre llamadas de un restaurante para entregar una solicitud.
“Después de mi accidente no recibí apoyo de nadie, ni del gobierno, ni de la ambulancia que me atropelló, ni de su seguro. Los gastos los pagamos mi familia y yo”, lamenta Víctor.
A pesar de que el incidente no sucedió mientras realizaba un trabajo, Víctor se ha convertido en una personalidad mediática del movimiento “Ni un repartidor Menos”, que exige que se les reconozca como trabajadores con todos sus derechos, especialmente por lo que respecta a la seguridad.
Estamos hablando de 56 compañeros que han fallecido desde marzo de 2020 hasta esta época del año, 52 han fallecido en accidentes de tráfico y cinco han sido asesinados ”, dice Saúl Gómez, uno de los fundadores del colectivo.
En pocas horas “Ni un repartidor Menos” contabilizó la 57ª víctima, documentada con imágenes. Como ocurre con este tipo de afirmaciones, es difícil confirmar los datos con fuentes independientes.
La capital de México es una ciudad peligrosa para viajar en dos ruedas, a pesar de haber creado carriles exclusivos para bicicletas en varias zonas.
Prueba de ello es que el pasado domingo un conductor ebrio atropelló a una veintena de ciclistas que realizaban una peregrinación a la Basílica de Guadalupe.
El colectivo denunció el pisoteo con el apoyo de impresionantes imágenes del momento, ampliamente difundidas por los medios locales.
Una decena de ciclistas tuvieron que ser hospitalizados y el conductor y su pareja fueron detenidos.
“Primero preguntamos sobre seguridad vial”, dice Saúl.
– Secuestrado –
El recién creado “Ni un repartidor Menos” realizó varias movilizaciones, como un acto frente al Palacio Nacional, sede del gobierno federal, y un memorial en honor a Miguel Albarrán, un repartidor de 30 años, que perdió su vida en un letrero de accidente cerca del museo Frida-Kahlo en el sur.
El conductor que lo atropelló estaba ebrio, denunció Gómez. “Esto no puede quedar impune”, se queja.
Otros peligros acechan en el día a día de los mensajeros en esta caótica ciudad donde viven entre 9 y 10 millones de personas y cuya población puede duplicarse si se suma a la de los municipios metropolitanos.
Una joven de 34 años que se presenta como actriz desempleada asegura que en 2020, cuando comenzó la pandemia, fue secuestrada durante un parto en el acomodado sector de Polanco.
“Es una persona que tiene mucho dinero e influencia”, dice. “Ella me ofreció un trabajo. Fue el gancho para mí entrar en su apartamento. Dijo que no”, dice, y jura que la amenazaron de muerte.
“La plataforma no hizo absolutamente nada. No lo denuncié porque en México las autoridades no hacen nada”, continúa la joven, quejándose de que en las aplicaciones del servicio no hay un canal para que los repartidores se quejen de los clientes abusivos.
A falta de denuncia, es imposible confirmar la versión con las autoridades.
En marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia y se multiplicaron los pedidos en las plataformas, la empresa de seguridad Grupo Alfa advirtió en un comunicado que los mensajeros fueron secuestrados por delincuentes, quienes los obligaron a revelar datos sobre sus clientes, que se han convertido en potenciales objetivos para estos. delincuentes.
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