El cultivo en los desiertos abre nuevas posibilidades para satisfacer la creciente demanda de alimentos en nuevas áreas para la agricultura y la ganadería. Sin contar los continentes helados, el planeta tiene 16 millones de km² de desiertos en diferentes ambientes, un área que duplica el tamaño de Brasil.
Con todo este espacio, la tierra cultivable del mundo casi se duplicaría, que hoy es de 18 millones de km², y podría solventar la demanda mundial de alimentos, fibras y combustibles con excedentes.
En este sentido, ya existen algunas iniciativas que intentan viabilizar este proceso. Una tecnología desarrollada en los Emiratos Árabes Unidos, conocida como arena mágica, consiste en productos que transforman la arena en agua y nutrientes alrededor de las raíces, al mismo tiempo que permiten que el aire circule.
La tecnología también ahorra hasta un 80% de agua y ya ha sido probada en los desiertos de China, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.
China, entre otras cosas, ha desarrollado métodos de cultivo en suelos más secos. Recientemente, el país asiático amplió su plan de manipulación climática para producir lluvia artificial. Además, los chinos todavía están trabajando en el cultivo de una variedad de arroz rústico. La planta de 7.000 años ha generado un cultivo que se puede plantar en los desiertos ubicados en la región norte del país.
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