El informe destaca que “una de las tendencias más preocupantes ha sido el aumento de muertes a lo largo de las rutas migratorias en el Caribe, con 350 muertes documentadas en 2022, frente a 245 registradas en 2021”.
Las rutas marítimas más peligrosas de la región son las que van a Estados Unidos, la ruta del Caribe a Centroamérica y la ruta de República Dominicana a Puerto Rico.
Los migrantes de República Dominicana, Haití y Cuba representaron el mayor número de muertes en la región del Caribe.
La inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, otro lugar por donde pasan rutas hacia Estados Unidos, registró la muerte de 141 migrantes en 2022. El año anterior se documentaron 51 muertes y en 2020 otros 26 casos.
“Los datos representan una estimación mínima de las cifras reales, informes informales continúan informando que un gran número de migrantes mueren en el Parque Nacional Darién -también hay algunos testimonios de personas que han enterrado a otros migrantes fallecidos en la selva- y los cuerpos no se ha recuperado nunca”, dice la OIM.
Esta ruta está bajo un creciente escrutinio por parte del gobierno panameño, que el viernes anunció su objetivo de intensificar la deportación de migrantes que ingresan al país a través de esta frontera natural de 266 kilómetros de largo y 575.000 hectáreas.
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