El paso del huracán Otis por la costa occidental de México causó 27 muertos y 4 desaparecidos, dijo el jueves (26) Rosa Icela Rodríguez, secretaria de seguridad de México.

Acapulco tiene casi un millón de habitantes, pero sufre saqueos y residentes sin electricidad ni servicios de comunicaciones.

El miércoles se desplegaron unos 10.000 soldados para ayudar a despejar la zona. Las clases en las escuelas siguen suspendidas.

La gobernadora del estado, Evelyn Salgado, informó a través de redes sociales que las autoridades trabajan para restablecer la electricidad y reactivar las bombas en las zonas de riego de la ciudad. Alrededor de 300.000 personas siguen sin electricidad.

Según el gobierno del estado de Guerrero, el 80 por ciento de los hoteles de Acapulco fueron afectados por el huracán y se desplegaron vehículos para ayudar a evacuar a los turistas de la ciudad.

Los vientos se fortalecieron rápidamente y pasaron de tormenta tropical a huracán de categoría 5 en 12 horas. Tras tocar tierra, el huracán retrocedió a categoría 1, dejando las regiones sin electricidad, sin comunicaciones, con árboles caídos, inundaciones y deslizamientos de tierra.

“Estamos en alerta máxima”, dijo el martes por la noche la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, instando a los residentes a refugiarse en sus casas o trasladarse a refugios en toda la ciudad.

La Agencia Nacional del Agua de México, CONAGUA, advirtió sobre olas de seis a ocho metros en el estado de Guerrero, donde se ubica Acapulco, y también en algunas partes del estado de Oaxaca.

Según el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, Otis podría ser más devastador que el huracán Pauline que azotó Acapulco en 1997, destruyendo partes de la ciudad y matando a más de 200 personas.

Acapulco es una ciudad de más de 1 millón de habitantes ubicada al pie de escarpadas montañas. Casas lujosas y algunos barrios marginales también cubren las colinas de la ciudad.

Guerrero es uno de los estados más pobres y violentos de México.