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Guillermo del Toro suele concebir sus películas con su familia. El director mexicano escribió en medio de una pandemia callejón de pesadilla (en cines el 19 de enero) con su nueva esposa, Kim Morgan. Antes de casarse con la guionista y crítica, compartió con ella su gusto por el charlatán, de William Lindsay Gresham, escritor misterioso, autor, en 1946, de una obra maestra desconocida del thriller cuyos 22 capítulos corresponden a 22 arcanos del tarot.
El director de 57 años también forma una verdadera familia con los directores Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, los otros dos integrantes del trío mexicano radicado en Estados Unidos desde principios de los 2000 y convertido en uno de los centros de seriedad del cine estadounidense. . Los tres hombres son la única generación de directores extranjeros, desde la llegada de los alemanes a fines de la década de 1930, que han logrado prosperar y prosperar en un ecosistema de Hollywood tan difícil y complejo.
reconocimiento oficial
La señal de esta integración se puede medir por su reconocimiento oficial: Alejandro González Iñárritu recibió el Oscar a la mejor película y el de mejor director por hombre pájaro en 2015, y al año siguiente volvió a obtener la estatuilla al mejor director El vengador ; Guillermo del Toro ganó el Oscar a Mejor Película y Mejor Director en 2018 por la forma del agua ; mientras que Alfonso Cuarón heredó el Oscar a la mejor película extranjera en 2019 por Roma.
El avance en los Estados Unidos no fue fácil. El primero en intentar la aventura fue Alfonso Cuarón, a mediados de los 90, con La pequeña princesa. Guillermo del Toro hizo lo mismo en 1997, con Imitar. El mismo año, el padre de este último fue secuestrado de su casa en Guadalajara. La suma solicitada por los secuestradores, 1 millón de dólares, es apoyada entonces por James Cameron, director de Titánico, y amigo de Guillermo del Toro.
Un México demasiado peligroso
El director encontró a su padre sano y salvo, pero “Los secuestradores nunca fueron detenidos, él se queja M La revista del mundo durante una entrevista por videoconferencia. Si ese hubiera sido el caso, me hubiera quedado en México. Pero mis hijos se han convertido de repente en objetivos potenciales. No tengo miedo de que me secuestren, pero lo temo por ellos. Luego me di cuenta de que podía hacer películas en Europa, Estados Unidos, Canadá. Regresaré a México cuando tenga una película para rodar allá”.
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