Galvani: el entrenador que se acerca a la NBA, pero vive otro sueño

Cualquiera que le pregunte a un chico que empieza a jugar al baloncesto cuál es su sueño probablemente obtendrá la siguiente respuesta: jugar en la NBA. Después de todo, el campeonato norteamericano no solo es el más famoso del mundo en el deporte, también es uno de los conglomerados de entretenimiento más grandes del planeta. Vitor Galvani, de 30 años, juega al baloncesto desde que era pequeño y lleva al menos once años entrenando. Para él, sin embargo, la respuesta es otra: “Puedo decir que estoy cumpliendo mi sueño todos los días, cada vez que tengo la oportunidad de trabajar con la selección. Es donde quiero estar en cinco, diez años. Trabajando con selección”.

A primera vista, la idea puede parecer jactanciosa o el desencanto de alguien que no tiene posibilidades de llegar a la liga de baloncesto profesional de Estados Unidos. Sin embargo, esa no es la realidad del actual entrenador de Brasil Sub 18 y asistente de Gustavo de Conti en la selección principal. A principios de octubre, fue confirmado como asistente del gerente de los Capitanes de la Ciudad de México, un equipo en la liga de desarrollo G-League de la NBA. Por el momento, ya se está adaptando a la vida en un nuevo país mientras se prepara para la temporada que comienza el 4 de noviembre.

La G-League funciona como un campeonato de equipos B con franquicia de la NBA. Ahí es donde le dan tiempo a la cancha a los jóvenes que aún necesitan pulirse oa los atletas que solo quieren un descanso para conseguir un lugar en el equipo principal. A lo largo de los años, además de consolidarse como un camino estratégico para los jugadores (como es el caso del brasileño Gui Santos, de los Santa Cruz Warriors, filial de los Golden State Warriors, vigente campeón de la NBA), la G-League también ha servido como laboratorio de entrenadores que han llegado a la liga madre. Quin Snyder (ex entrenador de Utah Jazz) y Nick Nurse (comandante de Toronto Raptors) son algunos ejemplos.

Galvani fue el encargado de trabajar en el desarrollo individual de los jugadores de Capitanes. En México encuentra una situación única. Como resultado de la acción pionera de la NBA de expandir su brazo en América Latina, los Capitanes no operan como equipo base de ninguna franquicia de la NBA (que, por el momento, no tiene equipos fuera de Estados Unidos y Canadá). Con esto, por un lado, se pone énfasis en la promoción y proyección de deportistas de origen latino, como quiere la liga mayor. Y además, dado que no hay un enfoque en el cuidado de un jugador en particular debido a la influencia de un equipo de la NBA, el diferencial del equipo siempre es poner lo mejor en el campo.

La ocasión en México, sin embargo, no fue el primer contacto del brasileño con el baloncesto jugado en la liga más grande del mundo. En junio Galvani, a través de su agente Aylton Tesch, aseguró un lugar en el cuerpo técnico de los Cleveland Cavaliers que jugaban en la Liga de Verano, otra competencia que busca reunir a jóvenes con y sin contrato con equipos de la NBA y darles la oportunidad de demostrar, como un tamiz grande. Es una oportunidad coyuntural, que el brasileño ha aprovechado al máximo.

“A veces podemos imaginar lo que sería ideal en términos de estructura de baloncesto. Te acuestas en la cama e imaginas. Cuando llegamos, todo estaba hecho. Estuve extasiado durante 15 minutos en el gimnasio”, recuerda Galvani, quien tuvo la oportunidad de intercambiar ideas con el entrenador de los Cavaliers, JB Bickerstaff.

A diferencia de ex deportistas como Tiago Splitter (asistente de los Brooklyn Nets) y Leandrinho (miembro de la comisión de los Sacramento Kings), que migraron del campo a los banquillos poco después de terminar su carrera, la trayectoria de Vitor Galvani es mucho menos habitual. Quizás esto ayude a entender por qué no coloca a la NBA como el pináculo de una carrera.

Nacido en Campinas y criado en Joinville, a los 19 años dejó de jugar y en poco tiempo empezó a pescar oportunidades para participar de los entrenamientos, en la época en que José Neto, ahora técnico de la selección femenina, comandaba la selección masculina en la ciudad de Santa Catarina. Ni siquiera ha estudiado Educación Física. Para vivir el sueño, tenía que multiplicarse.

“Durante un año y medio de mi vida estudié ingeniería logística por la mañana, entrenaba por la tarde y estudiaba educación física por la noche. Fue un momento bastante loco en mi vida”, dice Galvani.

De Joinville llega la oportunidad en el Corintios sub 19, donde también se convierte en asistente del equipo adulto. Llamando la atención por su competencia aliada con las selecciones juveniles, integró la comisión técnica de la principal selección brasileña. Defensor de Brasil, vivió, en 2022, el momento más alto de su carrera. Encargado de dirigir la selección sub 18, ganó invicto el campeonato sudamericano en marzo, y en junio solo paró en la final ante la fuerte selección americana en la AmeriCup.

En todas las etapas de su carrera, incluida la actual, Galvani se ha involucrado en el desarrollo de los atletas. Abordar esta parte del trabajo de entrenador es lo que más le fascina. A sus 30 años, se le considera casi un chico en una carrera que suele requerir experiencia. Él también está en desarrollo, por lo que no hay objetivo más complejo que seguir enseñándole a meter el balón en la canasta y evitar que el otro equipo también lo haga. Si la selección se queda ahí, nada más importa.

“No sé qué me traerá el baloncesto. Si algún día seré entrenador en jefe de un equipo de la G-League, o en Brasil, o en Europa. Solo sé que daré lo mejor de mí y las oportunidades que surjan las equilibraré para ver cómo puedo desarrollarme con ello”, concluye.

Toño Calles

"Amante de los zombis sin remordimientos. Experto independiente en las redes sociales. Organizador malvado. Escritor incurable. Adicto al café".

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *