En el momento de las revelaciones sobre el asunto del ciberespionaje, Francia se preparaba para poner sus manos en el software Pegasus, comercializado por la empresa NSO. Varios países ya habían aprobado el curso.
En julio pasado, Francia se vio sacudida por un acuerdo de ciberespionaje a gran escala revelado por un consorcio de diecisiete medios de comunicación. Originalmente, la empresa israelí NSO y su software Pegasus.
Muchas personas se han visto afectadas por este asunto, incluidas algunas en las más altas esferas del estado, comenzando por el presidente Emmanuel Macron, pero también decenas de periodistas, activistas de derechos humanos y diplomáticos.
Según información difundida el 24 de noviembre por la Revisión de la tecnología del MIT, Francia estaba, en el momento de estas revelaciones, en proceso de compra del software en cuestión.
“Los franceses estaban a punto de comprar la herramienta, bajo un contrato que valdría millones, a pesar de años de sospechas de que el software se estaba utilizando para monitorear y acosar a opositores políticos, periodistas y activistas de derechos humanos en todo el mundo”, revela MIT Technology. Revisión.
Las negociaciones se han detenido
Varias fuentes cercanas al asunto afirman que “la negociación fracasó inmediatamente después de las primeras acusaciones que explicaban que los políticos franceses estaban entre los objetivos. La negociación se interrumpió unos días antes del día de la compra”.
Sin embargo, cuando estalló el asunto, el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, negó cualquier posibilidad de compra. Sin embargo, varios países han comprado el software, como Alemania, España o México.
Según ellos, software como Pegasus permite a estos estados vigilar posibles amenazas, como las redes terroristas. Sin embargo, el asunto Pegasus puso de manifiesto abusos obvios en el software.
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