¿Es la electricidad un problema de seguridad nacional para México? – 05/11/2021 – América Latina21

El 1 de octubre el Diario Oficial de la Cámara de Diputados de México publicó un decreto de iniciativa promovido por el presidente López Obrador que tiene como objetivo reformar tres artículos de la Constitución relativos a la gestión del sector eléctrico. El gobierno había anunciado hacía tiempo su intención de llevar a cabo una contrarreforma constitucional en respuesta a la reforma aprobada en 2013 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, que derivó en la privatización del sector. La iniciativa presentada a la Cámara de Diputados es atrevida, agresiva y polémica, y el debate ha estallado en los medios y en las redes sociales.

El Ejecutivo afirmó que la reforma es necesaria por razones de “seguridad nacional” y considera que la reforma de 2013 lesiona los intereses nacionales y ha beneficiado solo los intereses de las empresas privadas, especialmente las extranjeras, en detrimento de las personas y sus intereses. Por ello, el gobierno está exigiendo que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) vuelva a ser una agencia estatal y sea el actor más relevante en la producción y gestión de este sector en el país.

El sector empresarial y la oposición política creen que la reforma es una expropiación total, que la credibilidad y confiabilidad de México en el exterior están en riesgo, y que la cancelación de los contratos existentes pondría en peligro varios tratados internacionales, lo que llevaría a empresas interesadas en apelar ante tribunales internacionales.

La oposición también cree que la CFE no puede brindar el servicio al país, considerando que la propuesta de reforma establece que debe suministrar “al menos” el 54% de la electricidad del país. Además, de aprobarse, la reforma no permitiría a México cumplir sus compromisos con la sustentabilidad del planeta al favorecer la producción de energía en centrales eléctricas contaminantes.

La secretaria de Energía, Rocío Nahle, dijo en una entrevista al diario El País: “nadie de fuera vendrá a decirnos si la reforma energética está bien o mal”. El funcionario, que se considera nacionalista y dice que antes de pensar en una ideología piensa en su país, dijo: “La seguridad energética está ligada a la seguridad nacional, somos el gobierno y el gobierno está ahí para satisfacer las necesidades básicas. de todos los mexicanos “.

Por otro lado, Manuel Barlett, actual director general de la CFE, quien fue secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid (1982-1988) y secretario de Educación de Carlos Salinas de Gortari (1988-1992), lo repitió el varias veces, en un debate en Canal 14, que la reforma impulsada para acabar con el neoliberalismo fue una cuestión de “seguridad nacional”.

¿Podrán impulsar las reformas?

La dificultad que encuentra la administración mexicana para aprobar esta y las otras dos reformas constitucionales que pretende implementar, una en materia electoral y otra relacionada con la integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, es que incluso con sus aliados no tienen suficientes votos en la legislatura para aprobarlos (faltan otros 57 diputados y 10 senadores).

La oportunidad para el partido Morena en el poder es enfrentarse a un PRI dividido que necesita recuperar el aliento para frenar su declive electoral y volver al centro del debate político. El principal partido de oposición cuenta con 71 diputados y 13 senadores en sus grupos parlamentarios, entre los que el oficialismo podría encontrar el apoyo que le permitiera alcanzar la mayoría necesaria.

Otro desafío que tendrá que superar el oficialismo es que uno de sus socios, el Partido Verde Ecológico, que cuenta con 43 diputados y seis senadores, no puede darse el lujo de aprobar una reforma que podría considerarse contraria a las energías limpias y al ‘medio ambiente’.

Por ello, el líder de la bancada de gobierno en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, indicó que su grupo está abierto a negociaciones que no afecten el espíritu de la reforma. Asimismo, el jefe de gobierno del Senado, Ricardo Monreal, ha asumido el desafío de negociar tanto con sus aliados como con miembros de la oposición.

AMLO vuelve a recurrir a las Fuerzas Armadas

Además de si el gobierno tiene éxito o no en esta iniciativa, lo grave es que la administración del presidente López Obrador apela una vez más, esta vez con la excusa de la eficiencia y la seguridad nacional, a las Fuerzas Armadas para abordar problemas de gobernabilidad.

La seguridad nacional está ligada a lo excepcional y el orden público a lo cotidiano. La gobernabilidad de una nación no puede ser permanentemente excepcional. El “nacionalismo” es una forma de ver el mundo, incluso si el Ministro de Energía quiere disociarlo de una ideología; y en este contexto, la “seguridad nacional” es una justificación constante.

Gobernar un país utilizando la seguridad nacional en todo momento debilita la administración pública y distrae al gobierno de llevar a cabo sus actividades cotidianas como de costumbre. El concepto de “seguridad nacional” es útil para que muchos políticos eluden sus responsabilidades, mientras que para aquellos con una cultura política autoritaria, la “militarización” se considera razonable.

Si finalmente se aprueba la reforma energética de México con el pretexto de ser un tema de seguridad nacional, ¿veremos también a los militares construyendo plantas de energía y distribuyendo energía?

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Reinaldo Tobar

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