Hombres armados mataron al menos a 13 policías y funcionarios del gobierno en una emboscada en las afueras de la Ciudad de México el jueves (18), en uno de los ataques más grandes llevados a cabo en el país en los últimos años contra las fuerzas de seguridad.
La acción tuvo lugar en el municipio de Coatepec Harinas, a unos 130 km de la capital de México. Alrededor de la 1 de la tarde, un convoy de la policía que realizaba una patrulla de rutina fue emboscado por delincuentes con armas de gran calibre. Tanto es así que los chalecos antibalas de los agentes no pudieron soportar los golpes.
Además del vehículo, los delincuentes atacaron una camioneta pickup, en la que viajaban agentes de la Fiscalía. Ellos también fueron asesinados. En total, 13 personas murieron. Las imágenes del lugar, difundidas por la prensa mexicana y las redes sociales, muestran un auto policial y una camioneta pickup cubiertos con marcas de bala, así como cuerpos de policías tendidos en el suelo o aún dentro de vehículos.
“Este ataque es una afrenta al estado mexicano. Responderemos con toda la fuerza y apoyo de la ley”, dijo Rodrigo Martínez Celis, secretario de seguridad del estado donde ocurrió el caso. Llamó a los francotiradores cobardes y les prometió que no quedarían impunes.
La Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas buscan a los perpetradores, quienes no han sido identificados.
Aún no se sabe cuántos criminales murieron en el enfrentamiento y si alguno de los cárteles del narcotráfico en el país estuvo involucrado. Hay narcotraficantes en la zona donde se produjo el ataque.
El ataque a esta finca fue el mayor desde octubre de 2019, según el New York Times, cuando 14 oficiales murieron en un ataque en Michoacán. Según la ONG Causa en Común, 86 policías mexicanos murieron en servicio este año. A lo largo del año 2020, 524 fueron asesinados.
Según los expertos entrevistados por el diario estadounidense, la mayoría de los casos quedaron impunes.
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