El mecanismo, que México presentará ante la Asamblea General de Naciones Unidas en los próximos días, será financiado por un fondo alimentado por tres fuentes: un aporte anual “voluntario” del 4% de las 1,000 fortunas más grandes del planeta, un porcentaje similar de 1.000 empresas más grandes y el 0,2% del producto interior bruto (PIB) de cada uno de los países del G20.
El nombre propuesto es Programa Mundial de Fraternidad y Bienestar, y López Obrador dijo que cree que el proyecto podría recaudar $ 1 mil millones si es aceptado por las partes involucradas.
Según el presidente mexicano, este fondo se distribuiría directamente y sin intermediarios a los beneficiarios, para evitar burocracias, mediante la presentación de “una tarjeta o billetera electrónica”, y sugirió que el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional se encarguen de crear este “censo de los más pobres del mundo”.
Los destinos inmediatos de estos fondos serían pagos a ancianos y niños con discapacidad, becas, programas de apoyo a la formación profesional y la distribución gratuita de vacunas y medicamentos.
“No creo que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (que tienen derecho a vetar las resoluciones del Consejo de Seguridad) estén en contra porque no estamos hablando de armas nucleares ni de poner en riesgo la seguridad del mundo”, dijo. EFE
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