El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) disfruta de un índice de aprobación de alrededor del 60%. Aun así, pierde el apoyo popular al Instituto Nacional Electoral (INE), que organiza y da transparencia a las elecciones y ha sido el blanco principal de la reforma electoral del gobierno, que atenta contra la democracia en el país. La ley que sustenta la reforma fue aprobada el jueves y publicada en el Boletín Oficial.
Una encuesta de noviembre publicada por el diario El Universal, realizada por el instituto Buendía & Márquez, indica que el 76% de los mexicanos aprueba la gestión del organismo y confía en su capacidad para organizar elecciones. La popularidad del INE se explica por el recuerdo de las elecciones organizadas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se mantuvo en el poder en México durante 70 años.
El INE fue fundado en 1990, dos años después de una de las elecciones más controvertidas de la historia del país, el 6 de julio de 1988. La votación fue la última organizada por la Secretaría de Gobernación, entonces encabezada por Manuel Bartlett Díaz, actual titular de la Comisión de Electricidad. federal en el gobierno de López Obrador y acusado de involucrarse en la persecución de opositores políticos y periodistas.
En aquellas elecciones se produjo lo que muchos mexicanos recuerdan como “la caída del sistema”: cuando los resultados comenzaron a reflejar una ventaja a favor del opositor Cuauhtémoc Cárdenas, el conteo se interrumpió por una supuesta falla informática. Cuando se resolvió el problema, el resultado mostró que el ganador fue Carlos Salinas de Gortari del PRI.
FRAUDE. El escándalo fue aún mayor cuando, días después de las elecciones, la mayoría de las papeletas fueron quemadas en un misterioso incendio. El mismo Bartlett admitió al diario Reforma en 2017 que el electorado nunca tuvo acceso a los votos.
Luego de este incidente, el Instituto Federal Electoral se creó en 1990 y cambió su nombre a INE en 2014. Desde entonces, ha sido una de las instituciones más respetadas de México. El temor de los manifestantes es que las elecciones sean organizadas nuevamente por el gobierno donde Bartlet tiene un cargo importante.
Por eso, bromear con el INE se ha convertido en un reto para el presidente. Su reforma electoral ha provocado una de las mayores protestas contra su gobierno: el día 26 miles de personas salieron a las calles en varias ciudades mexicanas para defender al electorado.
Los manifestantes llenaron la plaza más grande del país, el Zócalo, en la Ciudad de México, que tiene capacidad para 100.000 personas. Las calles aledañas también estaban abarrotadas, y algunos organizadores dijeron que había medio millón de personas en el mitin, el más grande en México desde que AMLO asumió el poder en diciembre de 2018.
“El poder de la convocatoria nos sorprendió”, explica Ana Lucía Medina, una de las fundadoras de Sociedade Civil. “Sabíamos que iba a haber un gran rally, pero superó nuestras expectativas”.
Muchos de los que asistieron eran mexicanos que asistían a una protesta por primera vez. Este es el caso de Estela García, de 69 años. “Yo siempre he dicho que si (el presidente) jugara contra el INE yo saldría a la calle. Es intolerable”.
La manifestación se produjo pocos días después de que el Senado aprobara el llamado “Plan B”, un proyecto de ley que recorta el presupuesto del INE, otorga más beneficios a los partidos políticos -como terminar con el gasto obligatorio de campaña en las circunscripciones- y da más poder a los funcionarios locales para administrar elecciones. La ley fue promulgada por el presidente, pero su futuro será decidido por la Corte Suprema.
El “Plan B” tiene este nombre porque los partidos aliados a AMLO no han logrado obtener la mayoría para reformar la Constitución en el Congreso, punto clave para hacer los cambios que el presidente considera necesarios, entre ellos el retiro de dinero público del INE, que sería mejor “en manos de los pobres”, según él.
Pero AMLO no explicó cómo pretende distribuir ese dinero y, en rueda de prensa, reiteró que las protestas son prueba de una supuesta conspiración “conservadora” en su contra. El presidente rechaza las acusaciones y dirige su desprecio a los críticos, a quienes define como “conservadores”, “elitistas”, “defensores del narcogobierno”.
EJEMPLO. El sistema electoral de México es uno de los más caros del mundo, pero ha servido de modelo para elecciones en otros países. El INE es el encargado de formar a los ciudadanos encargados de organizar los colegios electorales y contar con la presencia de los representantes de los partidos políticos.
En las elecciones de 2018, que ganó AMLO con más del 50% de los votos, más de 1,4 millones de ciudadanos sin afiliación política organizaron la encuesta y contaron los votos. López Obrador y sus partidarios, sin embargo, han criticado al organismo desde las elecciones de 2006, cuando fue derrotado por un margen de 0,58% por el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón. AMLO nunca reconoció su derrota.
De aprobarse los cambios, el INE se verá obligado a despedir empleados, cerrar oficinas y cambiar las estructuras de los consejos distritales, de los cuales se eliminarían 300, dando más poder a los partidos políticos que gobiernan estas zonas. INE dice que las reformas afectarán la confiabilidad de las elecciones.
“Es muy preocupante que esto esté pasando a poco más de un año de las elecciones. No estoy seguro de que México pueda organizar el proceso electoral como antes”, dijo Tyler Mattiace de Human Rights Watch, y agregó que la reforma de López Obrador es una inquietante muestra de avance autocrático en México.
La información proviene del periódico. El Estado de São Paulo.
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