La diabetes mellitus es un importante problema de salud pública, tanto a nivel nacional como mundial, con respecto a una pandemia, y como lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), (2020) siendo una enfermedad metabólica, crónica, hereditaria o adquirida, que se caracteriza por un estado crónico de hiperglucemia, que afecta a diversos sistemas orgánicos, especialmente vasos sanguíneos y nervios, provoca graves consecuencias a largo plazo, con importantes implicaciones en la calidad de vida de la persona afectada.
Por Ana Cristina Almeida Santos Oliveira, doctoranda en Enfermería de la Escuela de Enfermería de Lisboa (ESEL)
Tener que realizar cambios en el estilo de vida y la inclusión de rutinas diarias de autocuidado complejas y de largo plazo.
En las últimas décadas, Portugal, al igual que otros países del mundo, ha experimentado una importante transformación demográfica caracterizada, entre otros factores, por el aumento de la longevidad, la población anciana y la disminución de las tasas de natalidad y población joven (PORDATA, 2022).
Según la Federación Internacional de Diabetes Mellitus, este es uno de los mayores desafíos de salud del siglo XXI. Portugal ocupa un lugar destacado en el espacio europeo con mayor prevalencia de diabetes en adultos, que se asume como un problema de salud prioritario.
Según la OMS (2022), la diabetes mellitus fue la causa directa de 1,5 millones de muertes en 2019, y de todas las muertes por esta enfermedad, el 48% se produjo antes de los 70 años.
Portugal es el quinto país de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con mayor prevalencia de diabetes mellitus, un análisis fruto del informe publicado por la misma organización en 2019, que sigue registrando que el país sigue ocupando los primeros lugares, con estimaciones indicando 9.8% de la población con diabetes, superado por México (13.5%), Turquía (11.1%), Estados Unidos (10.8%) y Alemania (10.4%) . Antes del informe Health at Glance de 2019, la prevalencia de diabetes en la población portuguesa de 20 a 79 años se estimaba en un 13,6 %, con solo 800 000 pacientes diagnosticados con diabetes registrados en la atención primaria de salud.
En 2019, Portugal tenía el 9,8% de los adultos, de 20 a 79 años, con diabetes mellitus tipo 1 y 2, por detrás de Alemania (10,4%), el peor país de la Unión Europea en cuanto a la epidemiología de esta patología. La media de la UE27 fue del 6,2 %, con Irlanda (3,2 %), Lituania (3,8 %) y Estonia (4,2 %) con las tasas de prevalencia más bajas de diabetes mellitus en la población adulta. Se estima que, además de los casos de personas diagnosticadas con diabetes, la prediabetes, reversible con terapia no farmacológica (alimentación y práctica regular de actividad física moderada) en la mayoría de los países, afecta a unos 2 millones de portugueses (OMS, 2020) .
La diabetes mellitus con el paso de los años puede ocasionar diversas complicaciones en diferentes órganos de la persona, como nefropatía, retinopatía, enfermedad cardiovascular y enfermedad de miembros inferiores. Por tanto, se considera una de las causas más frecuentes de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, habiendo representado la novena causa de muerte en 2019 (Veiga, 2020). Sin embargo, es posible curar la diabetes mellitus y evitar o retrasar sus consecuencias a través de la actividad física y una dieta saludable, combinada con medicamentos y controles periódicos.
Por lo tanto, considerando que la profesión de enfermería debe desarrollarse en espiral, es importante partir del supuesto de que conocer es transformar el objeto y transformar a los propios enfermeros, lo que implica tener el deseo de saber (Nunes, 2018).
Por lo tanto, la enfermería requiere una constante actualización de conocimientos y corresponde a los enfermeros buscar más y mejores formaciones que favorezcan el desarrollo y aplicación de sus competencias. Los enfermeros necesitan actualizar sus conocimientos para fundamentar científicamente su acción, de modo que su práctica sea considerada excelente y, por lo tanto, redunde en la mejora de la calidad de la atención a la salud de las personas con diabetes mellitus.
En este contexto, corresponde a los profesionales de la salud brindar una atención de calidad a las personas con diabetes mellitus, que puede iniciarse en la atención primaria de salud a través de la intervención de los factores de riesgo; desde la prevención secundaria, mediante el diagnóstico precoz y el tratamiento eficaz, hasta la prevención terciaria, mediante la rehabilitación.
La contención de la incidencia creciente y de los costos humanos, sociales y económicos relativos, en definitiva, representa un desafío que involucra programas integrados de prevención y alfabetización en salud sobre el tema de la Diabetes.
“Jugador. Organizador. Devoto ninja de la cerveza. Experto certificado en las redes sociales. Introvertido. Explorador”.