Es una de las estrellas de la fotografía mexicana, en un país que no carece de talento en este campo. Graciela Iturbide, de 79 años, es mejor conocida por su trabajo con mujeres nativas americanas. En París, la Fundación Cartier le dedica una extensa retrospectiva del 12 de febrero al 29 de mayo de 2022.
El trabajo de la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide [née en 1942, à Mexico] nada desfasado, aunque abarque cinco décadas. Su trabajo para reevaluar las comunidades nativas americanas, en particular, todavía resuena hoy. Su universo visual restituye los entresijos de México. En un país donde tantos fotógrafos han marcado este arte, Graciela Iturbide ocupa sin duda el primer lugar.
Iturbide en reçu [en 2021] el premio Contribución Destacada a la Fotografía, como parte de los Sony World Photography Awards. Muchas de sus fotos se han convertido en verdaderos símbolos nacionales. “Un premio siempre es un buen incentivo para continuar con el trabajo“, dice en la entrevista que nos dio desde su estudio en México [en juin 2021, alors qu’elle préparait son exposition à Paris, Voir encadré ci-dessous].
REVISTA Ñ En este tiempo suspendido por la pandemia, ¿en qué proyectos estás trabajando?
GRACIELA ITURBIDE En este momento estoy archivando mis archivos y todavía imprimiendo algunas cosas. Voy a hacer una exposición en la Fondation Cartier y me han pedido copias en color, que hago solo por encargo. Nunca he subido fotos a color, no estoy para eso. Había fotografiado a color el baño de Frida Kahlo y una vez expuse las fotos en la Fundación Hasselblad [à Göteborg, en Suède]pero hoy todo está en orden.
Ahora mismo estoy obsesionado con las piedras, pero quizás, por el camino, encuentre algo más… Siempre fotografío lo que me sorprende.
¿Y qué encontraste en tus archivos que habías olvidado?
Es maravilloso encontrar cosas en tus archivos que olvidaste o que pensaste que no eran muy buenas. Henri Cartier Bresson [1908-2004] Dijo que hay un momento decisivo en el que se toma una foto. Para mí hay dos momentos, aquel en el que hacemos la foto, por supuesto, y un segundo momento, también decisivo, en el que seleccionamos lo que nos gusta, o lo que está en sintonía con el espíritu del momento. De repente, algunas cosas se te escapan; o por el contrario, seleccionas unos cuantos de los que luego te arrepentirás.
Tengo algunas fotos de mi último viaje a Japón que no imprimí. Además de mis fotos de piedras, pienso en las de un pequeño desierto cerca de Kobe. Piedras, algunas fotografío estos días, en blanco y negro, para mí, y otras en color para la Fundación Cartier. Pero ya no fotografío personas, se acabó… Pasé a paisajes, pájaros, piedras, hielo.
¿Recuerdas cuando decidiste pasarte a los paisajes?
Por supuesto. Primero, porque tienes que explorar en ti mismo y en tu entorno. Había fotografiado mucho en las comunidades. Pero tenemos el problema del narcotráfico, muy grave en México, y estas mismas comunidades indígenas me han comenzado a decir: “No vengas más, es peligroso.“ Cuando voy a las comunidades [qui vivent dans des municipalités souvent très larges et peuplées]Estoy con la gente, participo en sus fiestas.
Y luego, con la pandemia, solo fotografié a mis nietos, o sujetos que de repente me inspiraron. No puedo quedarme mucho tiempo sin tomar fotos, termino extrañándolas terriblemente.
Pero al final, fue para explorarme a mí mismo y al mundo en el que vivo que empecé a fotografiar pájaros, después de observar pájaros en un cementerio. Son pájaros con una historia aterradora, se les llama pájaros de la muerte. Me impresionó mucho y fueron dos colecciones de fotos que publico sobre aves. [dont Des oiseaux, disponible en français aux éditions Xavier Barral]. Y sigo con lo que encuentro: paisajes, objetos que nunca había fotografiado
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