“Ya no se oye mucho sobre los zapatistas. Si todavía existen, deben estar muy lejos. Cada vez que vengo, y vengo todos los años, nunca había visto algo así aquí”, dice la turista mexicana Lorena Cruz. . 44 años, dijo a la AFPTV.
“Tengo entendido que aquí había un movimiento guerrillero”, añade Jeannette Zabaleta, de 32 años, ingeniera de una refinería en el vecino estado de Tabasco, que admite no saber mucho sobre el EZLN.
A principios de noviembre, los zapatistas anunciaron la desaparición de sus “Municipios Autónomos Rebeldes”, zonas de Chiapas bajo control de sus partidarios, así como el cierre de sus centros culturales, denunciando el impacto del crimen organizado en la región.
“Hay bloqueos, ataques, secuestros, corrupción, reclutamiento forzoso, tiroteos”, afirmó el movimiento en un comunicado.
Según los observadores, los dos principales cárteles mexicanos, Sinaloa y Jalisco Nova Geração, compiten por el control de la región. Hombres armados y encapuchados, presentados como miembros del cártel de Sinaloa, caminaron entre aplausos en una localidad de Chiapas, según un vídeo difundido en septiembre pasado.
“Las fuerzas militares y policiales federales, estatales y locales no están en Chiapas para proteger a la población civil. Están allí con el único objetivo de frenar la inmigración”, añade el comunicado zapatista, en alusión a los cientos de migrantes que llegan desde la cercana Guatemala.
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