México celebró una vez más el Día de Los Muertos, traducido literalmente, Día de Muertos. Es un evento en el que las familias celebran a sus seres queridos que ya fallecieron entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre. Según la tradición, en esta época las almas de los fallecidos regresan a este mundo para reunirse con sus familias, celebrar, bailar, disfrutar de banquetes y otras actividades que daban placer a la vida. Para recibirlos, los mexicanos preparan sus hogares con altares hogareños (“ofrendas”) y cementerios con flores, objetos personales del difunto y hasta comida.
Para celebrar la fecha, muchas personas usan máscaras de calaveras o se pintan la cara dentro de esta temática. Esto fue incorporado a principios del siglo XX por el artista José Guadalupe Posada, cuya obra más conocida es “La Cavalera Catrina”, de 1910, una obra que muestra el esqueleto femenino maquillado y vistiendo ropa elegante.
Origen
Esta tradición nació de una mezcla de rituales mesoamericanos, religión católica y cultura española.
Hace más de 3 mil años, los aztecas, pueblo que habitaba lo que hoy es México, veían la muerte como parte integral y presente de la vida. Los vivos hacían ofrendas a los muertos para ayudarlos a enfrentar los desafíos del viaje posterior a la muerte y llegar a su lugar de descanso final. En rituales específicos, dejaban comida, agua y herramientas para los difuntos, y esta práctica se ha extendido hasta el día de hoy, y los mexicanos incluso hacen ofrendas en altares caseros dedicados a sus seres queridos fallecidos en lo que ahora llaman el Día de Los Muertos.
México es predominantemente cristiano y, según datos de 2021, aproximadamente el 78% de la población profesa esta fe. De esta manera, pasan a primer plano eventos religiosos, como la Conmemoración de los Difuntos. La fecha fue establecida en el siglo X en Francia por el abad Odilo de Cluny, quien aconsejó a los miembros de su abadía el 2 de noviembre de 998 dedicar sus oraciones a las almas de los difuntos. Así comenzó una tradición que se extendió al resto de Europa y, más tarde, al mundo católico. México ha adaptado tradiciones locales que ya existían en el territorio a esta fecha que honra a los difuntos. Desde que fue colonizado por los españoles, este territorio recibió la influencia del país colonizador para llevar vino, pan, velas y flores a las tumbas de los seres queridos. Los españoles también trajeron al territorio que hoy es México una visión de la muerte más oscura que la que existía bajo la influencia de los aztecas.
La combinación de estos factores culturales tan diferentes hace que el Día de los Muertos sea lo que es hoy en México.
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