El paso del huracán Otis ha dejado una estela de destrucción en Acapulco, en la costa suroeste de México. El mal tiempo del miércoles provocó inundaciones masivas y dejó a los residentes sin electricidad ni servicio de Internet. Se desconoce el número de víctimas y aún hay denuncias de saqueos.

Las informaciones hablan de devastación generalizada, árboles caídos y líneas eléctricas colapsadas en medio de grandes inundaciones, que en algunas zonas se extendieron por kilómetros.

Un día después de que la tormenta de categoría 5 destruyera una de las principales zonas turísticas del país, el gobierno todavía está evaluando grandes daños a lo largo de la costa del Pacífico de México, lo que retrasa una respuesta global.

Según la agencia de noticias Associated Press (AP), la frustración hacia las autoridades está muy extendida entre la población. Aunque se desplegaron 10.000 soldados, no tenían herramientas para limpiar el barro y los árboles caídos, y hubo dificultades para restablecer la electricidad porque muchas líneas eléctricas estaban inundadas.

La Guardia Nacional permitió que los saqueadores se llevaran artículos perecederos, como alimentos, pero no pudo impedir el acceso a electrodomésticos y otros bienes no esenciales. Fue necesario casi todo el día del miércoles para reabrir la vía que conecta Acapulco con la capital del estado. [de Guerrero]Chilpancingo y Ciudad de México.

Este enlace terrestre vital ha permitido que decenas de vehículos de emergencia, socorristas y camiones que transportan suministros lleguen a la región, ya que los aeropuertos comerciales y militares de Acapulco aún están demasiado dañados para reanudar los vuelos.