El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que perdió las elecciones presidenciales ante Lula da Silva, lleva dos semanas en silencio y con una agenda vacía, que su vicepresidente achaca a la enfermedad.

“Es un problema de salud. Tiene una herida en la pierna, erisipela. No puede usar pantalones, ¿cómo puede venir aquí en pantalones cortos?” dijo Hamilton Mourão al diario “O Globo”.

Esta enfermedad, que impide a Jair Bolsonaro salir de su residencia oficial en Brasilia, el Palácio da Alvorada, hizo que Hamilton Mourão fuera el encargado de la ceremonia de presentación de credenciales de los nuevos embajadores, entre ellos el argentino, Daniel Scioli, y el de México, Laura Esquivel.

También han sido silenciadas por completo las redes sociales del presidente, quien las ha utilizado constantemente en los últimos cuatro años, incluso para anunciar cambios ministeriales.

La última vez que Bolsonaro apareció en sus redes sociales fue el 2 de noviembre, cuando publicó un video en el que repudiaba a grupos de camioneros que bloqueaban cientos de carreteras en todo el país para protestar contra la victoria de Lula en las urnas.

Estas manifestaciones se detuvieron después de unos días, pero fueron reemplazadas por manifestaciones de miles frente a los cuarteles en decenas de ciudades de todo el país.

La mayor de estas protestas ha tenido lugar en las últimas dos semanas frente al cuartel general del ejército en Brasilia, donde miles de activistas piden un golpe militar para impedir la toma de posesión de Lula da Silva, que tendrá lugar el 1 de enero.

Desde el día siguiente a las elecciones, la agenda del presidente brasileño repite todos los días la misma frase: “Ningún compromiso oficial”.

Esta prolongada ausencia, explicada recién este miércoles por el vicepresidente, ha disparado una serie de conjeturas en la prensa local, que ha planteado la posibilidad de una enfermedad y también una posible “depresión postelectoral”.