A los 9 años, Canó realizó sus primeros tiros con balón en Lanús, Argentina, luego de ser observado por un ojeador de equipos del barrio. “Encontré muchos obstáculos en el camino, los superé y logré salir del camino. Y, gracias a Dios, todo salió bien para que pudiera convertirme en jugador”, dijo el deportista.
Debutó profesionalmente con Lanús el 13 de febrero de 2008. No se consolidó en el equipo y estuvo cedido hasta su venta al Independiente Medellín, de Colombia. Fue allí donde Canó comenzó a consolidar su carrera: marcó 54 goles en 99 partidos con la selección colombiana y llamó la atención del Pachuca mexicano.
En territorio mexicano la situación no era tan brillante. Pasó por León y regresó a Pachuca hasta ser recontratado por Independiente, donde se consagró como ídolo. En este momento el fútbol brasileño lo ha notado. “Jugué en Argentina, Colombia y México. Todos los equipos son diferentes, los procesos son diferentes. En México tuve muchos entrenadores, en Colombia me adapté muy bien al sistema, porque cada uno tiene su lado positivo y su lado negativo”.
Para Canó, jugar en Brasil fue un desafío importante. “Los brasileños viven el fútbol con mucha pasión. De hecho, en Argentina también son muy apasionados. Ambos países tienen jugadores muy técnicos y dinámicos. Somos muy parecidos, así que creo que eso hace que todo sea mucho más bonito”, afirmó.
Canó ha llegado al país para jugar en el Vasco. Dejó Colina con 43 goles en 101 partidos. En Flu la media es mayor (en Flu marca cada 122 minutos, en Vasco un gol cada 201 minutos).
Tuve que salir de mi país, ir a Colombia, México, volver a Colombia, venir para acá. Entonces, desde los 29 o 30 años, mi vida futbolística ha cambiado. Estoy muy contento con todo lo que está pasando”.
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