“La XXI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno” del ALBA tendrá lugar en La Habana el viernes 27 de mayo, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un escueto comunicado.
Durante el cónclave, los mandatarios de los países que integran el ALBA enfrentarán “estrategias comunes de desarrollo y analizarán la coyuntura política regional”.
Creado en 2004 como respuesta al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por Washington, el ALBA promueve la integración regional sin Estados Unidos.
Actualmente formado por Venezuela, país que impulsó el bloqueo bajo la presidencia del fallecido Hugo Chávez, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Dominica, Antigua y Barbuda, São Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, São Cristovo y Nevis y Granada.
Washington no tiene la última palabra sobre quién estará en la Cumbre de las Américas, que se realizará del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, California.
Sin embargo, la administración del demócrata Joe Biden, que desde enero destaca que el “compromiso con la democracia” sería “un factor clave para definir quién está invitado y quién no”, dijo que no esperaba la presencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela, ya que “no respetan” los principios de la Carta Democrática Interamericana vigente desde 2001.
Los presidentes de países como México, Bolivia, Guatemala, Honduras, entre otros de la comunidad del Caribe, han declarado que no participarán a menos que se invite a todos los países de la región.
Otros países como Argentina y Chile han pedido que no haya exclusiones.
El martes en Caracas, el canciller venezolano, Carlos Faria, dijo en su cuenta de Twitter que se había reunido con el secretario ejecutivo del ALBA, Sacha Llorenti.
El encuentro fue “para revisar la agenda de trabajo común con la intención de seguir avanzando por un camino fortalecido que contribuya a consolidar la soberanía y autonomía de los pueblos de América Latina y el Caribe”, dijo.
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