Los ucranianos han huido de la invasión rusa en Tijuana, el puesto fronterizo más grande del mundo entre México y Estados Unidos, donde esperan refugiarse a unos 10.000 kilómetros de Kiev pese a la intransigencia estadounidense.
Natalia Poliakova, de 25 años, dice que inició el 24 de febrero, el primer día de la guerra, un viaje de 40 horas desde Kiev a Budapest, luego Barcelona, Bogotá, Ciudad de México y finalmente Tijuana.
La joven diseñadora dice que acaba de encontrar un gran trabajo en Kiev. Y que ya en 2014 había tenido que dejar su Crimea natal, anexada a Rusia, para refugiarse en Kiev.
La joven está tratando de comunicarse con una tía que vive en los Estados Unidos, pero dice que quiere regresar a Ucrania. “Todos queremos volver a casa y reconstruir nuestro país.“.
Al término de su viaje, este sábado muestra el mismo desengaño que los miles de migrantes centroamericanos a los que cada año se les prohíbe la entrada a territorio estadounidense tras un largo viaje a Tijuana.
“El gobierno de EE.UU. dice ‘te ayudaremos’, pero llevamos días en la carretera“, Suspira la estilista de 25 años, sus facciones demacradas.
Con su perfecto inglés, ayuda a sus compatriotas en la misma situación en la que se enfrenta a los agentes de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP).
En los últimos días, la AFP de Tijuana ha podido constatar la reciente llegada de ucranianos que buscan asilo en las fronteras de Estados Unidos. Algunas familias han podido dar un salto de goteo.
“Llegan más o menos 20 al día.“, Declaró un funcionario del Instituto Nacional de Migración (INM) del lado mexicano, citado por el diario Milenio.
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