Desde hace casi 30 años, cada vez que el calendario marca el 9 de agosto, se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Este acuerdo se alcanzó el 23 de diciembre de 1994, como parte de la Década Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, según la ONU (Naciones Unidas).
o Resolución A/RES/49/214 ha logrado establecer la cooperación internacional para resolver los problemas que enfrentan los pueblos indígenas en los campos de los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud.
Sin embargo, no fue sino hasta la Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas de 2014 que el Grupo de Apoyo Interinstitucional sobre Cuestiones Indígenas elaboró un plan de acción para todo el sistema de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos, en consulta con los pueblos indígenas. Estados miembros del organismo; Organismos de las Naciones Unidas y otras partes interesadas.
Y es que, según datos de Naciones Unidas, hay unos 476 millones de indígenas viviendo en las poblaciones más vulnerables y desfavorecidas en al menos 90 países. Y representan más del 5% de la población mundial; sin embargo, se posicionan como el 15 por ciento más pobre.
Vale la pena recordar que los pueblos indígenas han heredado y practican culturas, formas y métodos únicos de relacionarse con las personas y el medio ambiente; así como mantener arraigadas sus costumbres sociales, económicas y políticas.
En el caso específico de las mujeres, este grupo poblacional juega un papel crucial en la preservación del patrimonio indígena. Según los expertos, tienen “un rol colectivo y comunitario integral”, siendo custodios de los recursos naturales y del conocimiento científico; además de ser portadores y transmisores de conocimientos y prácticas tradicionales.
En los últimos años, las mujeres indígenas han tomado las riendas de diversas iniciativas, entre ellas la defensa de la tierra y la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas a través de marchas o protestas con fuertes consignas no violentas. Por lo tanto, son quienes más discriminación sufren por razón de género, etnia e incluso nivel socioeconómico en las grandes ciudades.
Cifras recientes de la ONU revelan un panorama mixto. El 47% de la población trabajadora indígena no tiene educación, en comparación con el 17% de sus pares no indígenas. Más del 86% de los pueblos indígenas del mundo, en comparación con el 66% de los no indígenas, trabajan en la economía informal. Asimismo, las comunidades indígenas tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en la pobreza extrema que el resto de la población no indígena.
En cuanto a las lenguas indígenas, según la ONU, al menos el 40% de las 7.000 existentes en el mundo corre peligro de desaparecer. Las lenguas indígenas son vulnerables porque la mayoría no se usan en el ámbito público ni se enseñan en las escuelas. Para lograr su conservación se estableció en 2019 el Año Internacional de las Lenguas Indígenas.
Según académicos, las lenguas indígenas no solo sirven como método de comunicación entre comunidades; es depositaria de la identidad histórica y cultural de las naciones. Hablar de ellos significa apreciar la gran contribución que hacen a la diversidad del mundo.
Solo en México, se estima que la población que habla lenguas indígenas creció de 6,913,162 personas en 2010; a 7.364.645 en el año 2020. La lengua predominante en el país azteca es el náhuatl, con 1.651.958 hablantes; seguido por los mayas, con 774.755; tseltal, con 589.144; tzotzil, con 550.234; mixteco, con 529.593; zapoteco, con 490.845; y otomí, con 298.861. Los números fueron recogidos por el Censo 2020 del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).
Según datos de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), existen más de 60 pueblos indígenas en el país, cada uno con diferentes culturas, tradiciones y costumbres económicas, sociales y políticas. Aunque se supone que podría haber muchos más.
Desde hace casi 30 años, cada vez que el calendario marca el 9 de agosto, se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Este acuerdo se alcanzó el 23 de diciembre de 1994, como parte de la Década Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, según la ONU (Naciones Unidas).
o Resolución A/RES/49/214 ha logrado establecer la cooperación internacional para resolver los problemas que enfrentan los pueblos indígenas en los campos de los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud.
Sin embargo, no fue sino hasta la Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas de 2014 que el Grupo de Apoyo Interinstitucional sobre Cuestiones Indígenas elaboró un plan de acción para todo el sistema de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos, en consulta con los pueblos indígenas. Estados miembros del organismo; Organismos de las Naciones Unidas y otras partes interesadas.
Y es que, según datos de Naciones Unidas, hay unos 476 millones de indígenas viviendo en las poblaciones más vulnerables y desfavorecidas en al menos 90 países. Y representan más del 5% de la población mundial; sin embargo, se posicionan como el 15 por ciento más pobre.
Vale la pena recordar que los pueblos indígenas han heredado y practican culturas, formas y métodos únicos de relacionarse con las personas y el medio ambiente; así como mantener arraigadas sus costumbres sociales, económicas y políticas.
En el caso específico de las mujeres, este grupo poblacional juega un papel crucial en la preservación del patrimonio indígena. Según los expertos, tienen “un rol colectivo y comunitario integral”, siendo custodios de los recursos naturales y del conocimiento científico; además de ser portadores y transmisores de conocimientos y prácticas tradicionales.
En los últimos años, las mujeres indígenas han tomado las riendas de diversas iniciativas, entre ellas la defensa de la tierra y la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas a través de marchas o protestas con fuertes consignas no violentas. Por lo tanto, son quienes más discriminación sufren por razón de género, etnia e incluso nivel socioeconómico en las grandes ciudades.
Cifras recientes de la ONU revelan un panorama mixto. El 47% de la población trabajadora indígena no tiene educación, en comparación con el 17% de sus pares no indígenas. Más del 86% de los pueblos indígenas del mundo, en comparación con el 66% de los no indígenas, trabajan en la economía informal. Asimismo, las comunidades indígenas tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en la pobreza extrema que el resto de la población no indígena.
En cuanto a las lenguas indígenas, según la ONU, al menos el 40% de las 7.000 existentes en el mundo corre peligro de desaparecer. Las lenguas indígenas son vulnerables porque la mayoría no se usan en el ámbito público ni se enseñan en las escuelas. Para lograr su conservación se estableció en 2019 el Año Internacional de las Lenguas Indígenas.
Según académicos, las lenguas indígenas no solo sirven como método de comunicación entre comunidades; es depositaria de la identidad histórica y cultural de las naciones. Hablar de ellos significa apreciar la gran contribución que hacen a la diversidad del mundo.
Solo en México, se estima que la población que habla lenguas indígenas creció de 6,913,162 personas en 2010; a 7.364.645 en el año 2020. La lengua predominante en el país azteca es el náhuatl, con 1.651.958 hablantes; seguido por los mayas, con 774.755; tseltal, con 589.144; tzotzil, con 550.234; mixteco, con 529.593; zapoteco, con 490.845; y otomí, con 298.861. Los números fueron recogidos por el Censo 2020 del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).
Según datos de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), existen más de 60 pueblos indígenas en el país, cada uno con diferentes culturas, tradiciones y costumbres económicas, sociales y políticas. Aunque se supone que podría haber muchos más.
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