Antonio Ledezma es exalcalde de Caracas. Bromea que a veces olvida que Madrid no es la capital de Venezuela, de donde huyó hace cinco años.

“Siempre que camino por la ciudad o tomo un autobús con dos o tres venezolanos”, dice. “Es un poco raro, pero a veces parece que este lugar es Sabana Grande [avenida de Caracas]. “

No es nada nuevo que los latinoamericanos busquen trabajo en España, a menudo en trabajos mal pagados. Pero la agitación de los últimos años en América Latina ha atraído una ola de exiliados prominentes y ricos al país. Hoy, la capital española rivaliza con Miami como punto de acceso para los latinoamericanos y, en muchos casos, también por su dinero.

Ledezma y muchos otros políticos de la oposición venezolana de alto perfil llegaron a Madrid huyendo del régimen represivo de Nicolás Maduro. Otros latinos ricos están comenzando a transferir recursos de países donde recientemente fueron elegidos presidentes de izquierda, incluidos México en 2018, Perú el año pasado y, más recientemente, Chile, donde Gabriel Boric, de 36 años, asumió el cargo en marzo como el presidente más joven de el país. Boric prometió hacer más igualitaria la sociedad chilena.

La reacción en España parece extenderse por la alfombra roja. Cuando Ledezma llegó a Madrid en noviembre de 2017, fue recibido por el entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy, quien inmediatamente le ofreció la ciudadanía española. Ledezma se negó, pero muchos otros latinoamericanos, especialmente los que tienen dinero, han solicitado o ya han recibido la ciudadanía española. Algunos han recibido la llamada visa dorada que otorga España a quienes gastan al menos 500 mil euros para la compra de una propiedad.

Madrid permite a los latinoamericanos solicitar la ciudadanía después de dos años de residencia legal, menos de los diez años que normalmente se requieren para personas de otras nacionalidades o cinco años para refugiados.

“España ha sido muy generosa con los venezolanos, abriéndoles las puertas y ofreciéndoles diferentes formas de obtener la residencia legal”, dice el venezolano Jorge Neri, dueño de una empresa de medios en Madrid. Señala que la capital española ha ofrecido mejores oportunidades de inversión que Miami, “donde los precios son muy altos”.

El consultor empresarial Gilberto Carrasquero es uno de los muchos que han vendido una propiedad en Miami y han comprado una en Madrid, un apartamento en el barrio de Salamanca, donde empresarios venezolanos y mexicanos están comprando y renovando edificios enteros. “Cuando Venezuela entró en crisis y empezamos a salir, parecía que nuestro destino natural era Miami, y ahí fui. Pero hoy me siento mucho más cómodo en Madrid”, dice. Ya ha solicitado la ciudadanía española.

Hoy hay alrededor de 200.000 venezolanos registrados oficialmente como residentes en España, pero los expertos dicen que la cifra real es mucho mayor, porque las estadísticas no cubren a las personas que no son residentes oficiales o que han ingresado ilegalmente al país. Según un estudio publicado en 2020, alrededor de una cuarta parte de la migración latinoamericana a España se produce de forma ilegal.

Los venezolanos constituyen el mayor contingente de nuevos inmigrantes en España, y el número aumentó en más del 50 % en 2020, a pesar de los obstáculos de viaje derivados de la pandemia, según el gobierno español. Pero Neri dice que ahora también ve a más personas de otros países latinoamericanos, muchas preocupadas por la “política de izquierda” que gana terreno en la región.

Colombia podría convertirse en el próximo en esa dirección: en las elecciones presidenciales de mayo, el favorito es Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá. Petro tiene un mensaje claro para los ricos: paguen más impuestos.

La corredora inmobiliaria peruana Bruna Denegri Iglesias, que ha estado en Madrid durante 18 años, dice que su clientela peruana se ha más que quintuplicado desde julio, cuando el izquierdista Pedro Castillo fue elegido presidente.

“Hay gente que ve Madrid como su aterrizaje de emergencia. Esta gente quiere comprar un piso de 1 millón de euros, buscar alojamiento y luego, si realmente acaban pasando la mayor parte del tiempo aquí, quizá compren más propiedades. Grandes y mejores” . Iglesias dice que hoy por lo menos el 80% de sus clientes son peruanos, mientras que antes “hubo meses en los que no recibía ni una sola llamada de Perú”.

La pandemia ha limitado severamente la movilidad de las personas, pero el reciente levantamiento de las restricciones de viaje ha permitido que muchos latinos de altos ingresos regresen a un estilo de vida de residencia múltiple, con España como una de sus escalas.

El argentino Dani Levinas, director de la junta directiva del museo Phillips Collection de Washington, reparte su tiempo entre la capital estadounidense Miami y Madrid, donde compró un apartamento hace seis años. Dice que pensó en vivir en la capital española después de ir a la feria de arte Arco. “Me siento mucho más cómodo con la cultura y el estilo de vida de Madrid que en Miami”, dice. “En Madrid vivo cerca de ocho teatros. Puedo ver un espectáculo diferente cada semana sin tomar un taxi. En Miami no existe”.

Los latinoamericanos también están ampliando su presencia comercial, adquiriendo propiedades comerciales y hoteles, incluido el hotel de cinco estrellas Rosewood Villa Magna, que reabrió sus puertas en octubre tras una remodelación pagada por propietarios mexicanos. Algunos emprendedores están trayendo empleados latinoamericanos a Madrid.

Aunque España enfrenta un alto desempleo, el gobierno reconoce que el país necesita cientos de miles de nuevos inmigrantes cada año para equilibrar el envejecimiento de la población y evitar la escasez de mano de obra en sectores clave.

Ledezma dice que todavía está decidido a ayudar a sacar a Maduro del poder, pero ahora también quiere ayudar a los venezolanos de bajos ingresos a establecerse en Madrid.

“Obviamente me sentí muy bienvenido, pero la pregunta es si a los venezolanos que entregan comida en bicicleta también les va bien”, explica. “Mientras estoy aquí, también quiero mostrar mi solidaridad con aquellos para quienes esta migración ha sido una gran lucha”.

Traducción de Clara Allain