Tras un extenso trabajo en el sótano de un hotel de Ciudad de México, los arqueólogos han revelado detalles de los últimos restos aztecas descubiertos en la capital mexicana.
Los restos fueron encontrados detrás de la catedral católica de la época de la colonización española, ubicada frente a la plaza principal de la capital mexicana, el Zócalo.
El sitio albergaba un importante templo y estadio de béisbol donde la civilización celebraba ceremonias religiosas, que a menudo implicaban sacrificios humanos.
Los arqueólogos encontraron trozos de huesos cervicales humanos pertenecientes a unas 30 personas. Según los expertos, podrían tratarse de restos de jugadores decapitados, ya que todos los paquetes pertenecen a jóvenes y niños.
En algunas culturas prehispánicas, los perdedores de los juegos de pelota eran decapitados y ofrecidos como ofrendas a los dioses locales.
dios del viento
Según los arqueólogos, el templo estaba dedicado a Echécatl, el dios del viento.
El sitio tenía una estructura circular, de la que se conserva la base de piedra volcánica.
Su forma redonda había diferenciado al edificio de los demás templos cuadrados que dominaban el espacio más sagrado para los aztecas antes de la conquista española en 1521.
Según el arqueólogo Eduardo Matos, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la parte superior del templo probablemente fue construida para asemejarse a una serpiente enroscada.
Los sacerdotes entraron por una puerta construida para parecerse a la nariz de la serpiente.
El campo, de 50 metros de ancho, también contaba con una pequeña escalera por la que podían acceder los jugadores.
Ambas edificaciones se insertan entre edificaciones en una parcela de 800 m2.
Los hallazgos confirman los relatos de los primeros cronistas españoles que visitaron la capital imperial azteca, Tenochtitlán.
Debajo de las escaleras del patio, los arqueólogos encontraron una ofrenda utilizada en rituales.
Otros descubrimientos
No es la primera vez que se descubre en el lugar un templo dedicado al dios del viento.
Debajo de la catedral, por ejemplo, hay otro edificio de piedra volcánica con boca de serpiente.
Y, poco a poco, el trabajo de los arqueólogos va revelando los restos del lugar sagrado prehispánico -conocido hoy como Templo Mayor-, un espacio ceremonial del tamaño de dos canchas de fútbol.
Debido a que muchos de los edificios de la época colonial de la Ciudad de México se construyeron sobre las ruinas de la capital azteca, Matos cree que todavía quedan muchos hallazgos arqueológicos por hacer.
“Llevamos unos 40 años trabajando en esta zona y siempre hay algún tipo de construcción, entonces aprovechamos eso y nos involucramos”, dice Matos.
En los próximos meses las autoridades construirán un museo para que el sitio pueda ser visitado por turistas.
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