El presidente de México celebró el sábado el acuerdo alcanzado con Estados Unidos que evitará la imposición de aranceles a productos mexicanos y tendió la mano al mandatario norteamericano, pero advirtió que “los compromisos deben respetarse”.
López Obrador (en la foto) presidió el “Acto de unidad en defensa de la dignidad de México y a favor de la amistad con el pueblo de Estados Unidos” en la ciudad fronteriza de Tijuana, con tonos mucho más conciliadores de lo esperado, luego de que ambos gobiernos habrán firmado la declaración conjunta. “Reiteramos el deseo de amistad, diálogo y colaboración”, dijo, rodeado de destacados miembros del Ejecutivo y de casi la totalidad de los 32 gobernadores del país y representantes del Congreso mexicano.
La líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Bruna) se mostró firme en rechazar la posibilidad de que México pueda sufrir represalias con aranceles en el futuro. “Como jefe y representante del Estado mexicano, no puedo permitir que nadie ataque la economía de nuestro país”, dijo López Obrador, quien se autodenomina un seguidor “pacifista” de Mahatma Gandhi, Nelson Mandela y Martin Luther King.
Si ambas partes no llegaban a un acuerdo, los aranceles entrarían en vigor el lunes y afectarían a todas las importaciones mexicanas, con aranceles que comenzarían en el 05% y aumentarían cada mes hasta alcanzar el 25% en octubre.
En el acuerdo, México se comprometió a desplegar 6.000 miembros de la Guardia Nacional para proteger la frontera con Guatemala y dar la bienvenida a los solicitantes de asilo en Estados Unidos hasta que sus reclamos sean escuchados por los tribunales estadounidenses.
Estados Unidos cree que México no está haciendo lo suficiente para controlar la frontera con Guatemala, al sur de su territorio, y que ha permitido el desarrollo de redes que traen migrantes a Estados Unidos, principalmente desde Guatemala, Honduras y El Salvador. En este sentido, López Obrador anunció que la próxima semana su gobierno comenzará a brindar “ayuda humanitaria” a estas personas, así como centros de empleo, salud y educación.
Además, el presidente mexicano destacó que quiere mayores alianzas económicas con Guatemala, Honduras y El Salvador para erradicar la migración forzada en estos países.
El mandatario mexicano recordó que 43.000 niños migrantes viajan solos para llegar a Estados Unidos y que por ello “siempre será injusto intentar castigar a México por proponer suspender la inmigración mediante la promoción del bienestar y la seguridad”, subrayó.
También en Tijuana, el canciller mexicano Marcelo Ebrard, quien encabezó la delegación que negoció con Estados Unidos, admitió que el país “no ganó” las negociaciones en todos los frentes, pero celebró que a partir del lunes no habrá más aranceles. . De lo contrario, casi 900 mil mexicanos podrían perder su empleo por las consecuencias que traerían los aranceles aduaneros, garantizó.
Marcelo Ebrard también subrayó que el gobierno norteamericano está comprometido con respetar los derechos humanos de los migrantes y apoyar el plan de desarrollo de López Obrador para Centroamérica. “Como te dije hoy [sábado]cuando le presenté mi informe: no hay compensación, señor presidente, y salimos con la dignidad intacta”, concluyó Ebrard.
El resultado de las negociaciones no fue unánime en México: los principales partidos de la oposición mexicana cuestionaron el acuerdo migratorio firmado entre México y Estados Unidos, considerando que el gobierno mexicano se había “rendido” a la petición de “militarizar” la frontera sur. “El gobierno de México se vio obligado a cumplir con la construcción de un muro militar en el sur”, criticó en redes sociales Marko Cortés, presidente del Partido Acción Nacional (PAN).
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