Rendirse en la frontera: la esperanza de los inmigrantes de entrar a Estados Unidos | Mundo

El ecuatoriano Jimmy Muñoz luego de entregarse a las autoridades estadounidenses mientras intentaba quedarse en el país, 9 de mayo de 2023. — Foto: Moises Avila/ AFP

Jimmy Muñoz acaba de entregarse a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos tras cruzar el Río Bravo desde México. Su silueta aparece en el horizonte, en medio de una llanura verde. Ahora se dirige a un puesto de control, donde se decidirá su destino.

“Espero poder quedarme en este país”, dijo el ecuatoriano de 29 años. “Pero tengo mis dudas y tengo miedo de que me acepten”, añade, señalando una carpa naranja a unos 300 metros, donde se ve una multitud.

Aunque ya se encuentra en suelo estadounidense, cerca de la ciudad de Brownsville, Texas, tiene enfrente una cerca de alambre de púas, y luego una rejilla metálica de unos 4 metros de altura.

En Brownsville, el El flujo de migrantes que cruzan la frontera desde la cercana ciudad mexicana de Matamoros no se detiene. Los vehículos militares se colocan en las inmediaciones.

Al igual que Jimmy Muñoz, miles de inmigrantes se han entregado a las autoridades en las últimas semanas por temor a que el cambio en las reglas fronterizas de Estados Unidos, previsto para la noche del jueves (11), pueda complicar su ingreso al país, según sus propios relatos.

La mayoría son venezolanos, pero también hay otros latinoamericanos y asiáticos.

en los puestos de control, las autoridades separan a los hombres de las mujeres y los envían a diferentes centros de tratamiento.

“Cuando nos arrestan, nos tratan bien. Nos llevan a una celda, nos dan de comer y empieza un proceso de preguntas, de pruebas de ADN (retiradas), un proceso de rutina para los inmigrantes, supongo. Después de eso liberan a alguien”, explica Rossi Carrillo, de 26 años, en el centro de Brownsville.

“Nos dan una tarjeta para una audiencia con el juez [que irá decidir se é possível permanecer ou não no país]. El mío se esperaba dentro de un año”, agrega Rossi, quien era de Venezuela y pasó la noche cerca de la estación de autobuses de Brownsville.

Algunos serán convocados dentro de unos meses, otros, sin embargo, sólo en tres años..

AFP habló con varios migrantes a los que se les permitió la entrada. Todos recibieron el nombre, contacto y dirección de un familiar o amigo que los esperaba en Estados Unidos. Se espera que Rossi y su esposo lleguen a Atlanta, Georgia.

José Luis Aular, un venezolano de 38 años, dijo que las autoridades le pidieron que descargara una aplicación para rastrear su ubicación. Recurrentemente, debe tomar una foto en la ubicación del país en el que se encuentra y enviarla a través de la aplicación.

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En el mismo período, unas 453.000 personas fueron juzgadas en Texas bajo el título 8, una ley de inmigración específica que permite el asilo, pero también autoriza la expulsión, aunque no sea sumaria, sino expedita.

Los inmigrantes temen el Título 8 porque alguien deportado bajo esa regla puede ser castigado penalmente o se le puede prohibir solicitar la entrada legal a los Estados Unidos durante cinco años.

El miércoles (10), la policía fronteriza estadounidense emitió una clara advertencia: cualquiera que intente ingresar ilegalmente “seguirá siendo deportado a México oa su país de origen”.

“Aquellos inmigrantes que no puedan ser deportados bajo el Título 42 y que no tengan una base legal para permanecer en los Estados Unidos, serán sujetos a los procedimientos de deportación del Título 8”, dijo en un mensaje publicado en español en las redes sociales.

Rossi Carrillo está feliz de haberlo logrado. “Fue obra de Dios, porque no todos tienen tanta suerte. Hay mujeres con hijos que han sido devueltos”, dijo.

“Mi sueño era estar aquí y el segundo objetivo es traer a mis hijos ya mi mamá”, asegura.

Lleva a Niña, una perrita que la acompañó en su viaje por ocho países, entre ellos la selva del Darién, entre Colombia y Panamá.

“Pasó por el bosque, salió sucia, nadó en los ríos, la mantuvimos en solución salina porque no tenía comida”, dice. El pequeño perro fue incautado, pero pronto fue recuperado con la ayuda de una fundación.

Todavía en la frontera, Jimmy Muñoz cuenta por qué salió de Ecuador: “Venimos corriendo, nos quieren matar. No puedo hacer trato, porque nos extorsionan. Me siento bien por haber cruzado” la frontera.

Alejandra Camero

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