‘La verificación de hechos del sector público genera alarma’

Los proyectos de verificación de información del gobierno son esencialmente iniciativas “dependientes”, según la periodista y abogada Laura Zommer, gerente general del portal argentino Chequeado y consultora de la Red Internacional de Verificación de Datos (IFCN). La semana pasada, el gobierno de Lula lanzó la plataforma “Brasil contra Fake”, que recopila “respuestas sobre noticias falsas que involucran al gobierno federal”. Según Laura, la idea va en contra de los principios de verificación de hechos establecidos por la IFCN, una entidad que reúne a vehículos independientes de verificación de hechos de todo el mundo.

Zommer es el creador de LatamChequea, una red regional compuesta por 38 medios de comunicación de 18 países. Dice que, además de Brasil, sectores gubernamentales de México, Perú, Argentina, Colombia, Guatemala y Bolivia ya lanzaron iniciativas que se autodenominan fact-checking. “La equidistancia supone que se utiliza la misma metodología y la misma regla para controlar al gobierno y la oposición, al sector público y al sector privado”, dijo. “Estos ‘organismos de control’ son en realidad organismos dependientes de las secretarías de comunicación del gobierno, como sucede en México y según tengo entendido que es en Brasil. Es algo dependiente desde el principio”. A continuación se presentan los principales extractos de la entrevista con Estadio.

El gobierno presentó Brasil Contra Fake como una plataforma para el control de la información. ¿cual es tu punto de vista?

No es una iniciativa original. Tenemos precedentes de esto en América Latina y en todo el mundo. La posición que siempre ha mantenido la IFCN es que cuando un gobierno hace algo que llama fact-checking, en realidad está haciendo comunicación institucional o político-estratégica. Una de las características del fact-checking es su autonomía y equidistancia respecto de los distintos actores del debate público. La equidistancia supone que se utiliza la misma metodología y la misma regla para controlar al gobierno y la oposición, al sector público y al sector privado. Estas “agencias de aplicación”, en realidad, son agencias dependientes de los departamentos de comunicación del gobierno, como es el caso de México y según entiendo que es en Brasil. Está enganchado desde el principio.

¿Cómo son estas iniciativas gubernamentales contrarias a los principios establecidos de verificación de hechos?

Una de las características esenciales de la verificación de hechos es, además de la transparencia de la metodología, la financiación, la política correctiva y los conflictos de interés, la imparcialidad y la igualdad de trato de todos. Existe un conflicto de intereses en las iniciativas oficiales que no es necesariamente transparente para el público. Y no hay garantías de que el gobierno tratará a los suyos ya los demás por igual. La propia razón de ser de un gobierno anula la posibilidad del apartidismo. Los gobiernos representan a la mayoría, no a la minoría, porque en las elecciones siempre alguien gana y alguien pierde.

En la iniciativa del gobierno mexicano ‘Quién es Quién en las Mentiras’, los opositores y periodistas a menudo son tildados de mentirosos. ¿Cuáles son las distorsiones resultantes?

Además de estigmatizar a los periodistas y activistas críticos, (la iniciativa de verificación de datos del gobierno) puede utilizarse como estrategia de comunicación política. En muchos casos, este tipo de comunicación no puede priorizar la evidencia. Los controladores tenemos que presentar los mejores datos disponibles. Estos datos a veces benefician al gobierno, a veces a la oposición. Cualquier iniciativa gubernamental solo publicará datos que contengan el mensaje del gobierno; es difícil imaginar que una agencia gubernamental publique datos que perturben la comunicación gubernamental o oficial.

¿Pueden los gobiernos combatir la desinformación de manera responsable?

Los gobiernos tienen mucho que hacer. En el campo de la educación en medios, nuestro análisis del currículo escolar en Argentina muestra vacíos muy importantes. Hay conversaciones pendientes sobre la demanda de las grandes tecnológicas de más transparencia y más inversión en programas de educación en medios. No es que los gobiernos no puedan hacer nada; el problema desde el punto de vista de la IFCN es que se utiliza esta etiqueta (fact check). De igual forma, hemos criticado en Argentina la iniciativa de grupos de bancos que se autodenominan fact-checking. No se trataba de una verificación de datos, sino de un cabildeo privado que usaba este formato. Nuestra crítica está dirigida a los grupos de interés que no muestran su condición y sus conflictos de interés. En el caso del sector público, el gobierno también es el regulador y tiene el monopolio del uso de la fuerza. Por lo tanto, cualquier acción de este tipo proveniente del sector público hace sonar una alarma.

¿Qué impacto pueden tener estas iniciativas de verificación de hechos en los lectores? ¿Puede causar confusión?

Podría confundirlos, pero no solo eso. Puede hacerlos desconfiar de quienes siguen una metodología y un código de principios. Hemos estado haciendo esto durante muchos años y lo tomamos en serio. Si concluimos que un hecho beneficia a Lula, decimos: cierto, Lula. Si mañana un hecho beneficia a Bolsonaro, diremos: cierto, Bolsonaro. Porque lo más importante no es si me gusta más esta o aquella persona, esta o aquella fiesta. De cualquier manera, son los mejores datos, los hechos los que dictan. Esto podría afectar la construcción de un ecosistema que durante años hemos visto invertir en hacer las cosas de manera seria y profesional.

La información proviene del periódico. El Estado de São Paulo.

Alejandra Camero

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