Las posiciones del dúo han recibido críticas tanto de miembros de la coalición gobernante liderada por Scholz -integrada por socialdemócratas, verdes y liberales- como de la oposición conservadora liderada por el partido Unión Demócrata Cristiana (CDU).
La dirección de izquierda se ha desmarcado de llamar a Wagenknecht, cuyas posiciones se acercan a los postulados prorrusos de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el partido más cercano a la línea del Kremlin en el parlamento alemán.
Schwarzer, icono del feminismo alemán, defiende la necesidad de iniciar negociaciones de paz de inmediato.
Wagenknecht dijo a la multitud que “el movimiento por la paz debe volver a las calles”. Schwarzer, por su parte, dijo que la participación demostraba que “este es claramente el comienzo de un movimiento ciudadano. Y solo podemos esperar que los medios y los políticos se den cuenta”.
Iniciativa “ingenua y peligrosa”.
En una entrevista con la emisora estatal alemana Extensión ZDF, Olaf Scholz esta semana que no comparte la convicción del manifiesto de Schwarzer y Wagenknecht. “El presidente ruso actualmente acepta solo una forma de negociación, a saber, la rendición incondicional, que le permite lograr todos sus objetivos”, dijo.
La canciller alemana Annalena Baerbock y su correligionario Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía, calificaron la iniciativa de “ingenua” y “peligrosa”, además de advertir que la marcha podría atraer a radicales y sería explotada desde el Kremlin. “Todos los que están mentalmente sanos quieren paz”, comentó Habeck.
Baerbock defiende la línea más crítica del gobierno alemán hacia Moscú y en la última Asamblea General de las Naciones Unidas advirtió, hablando de las resoluciones que pedían la retirada rusa, que una sumisión [da Ucrânia] no equivale a la paz.
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