Jean-Luc Godard dijo que él y sus colegas de la Nueva Ola francesa promovieron la “política de los autores” como un sistema de valorización del trabajo de los cineastas -los “autores” de hecho-, subestimando lo que sería la dimensión más importante. Es decir: “política”. Podemos pervertir la lógica de su afirmación, recordando que, en ocasiones, hubo autores que, en el imaginario del cinéfilo, eran “políticamente” secundarios. Será, creo, el caso de Louis Malle (1932-1995), presentado este año en el Festival de Cine Francés a través de un ciclo de tres decenas de títulos.
La proyección de las películas de Malle, casi todas en dos sesiones, tendrá lugar en la Cinemateca (institución que, una vez más, está vinculada al Festival). El ciclo comienza el miércoles 2 con Le Feu Folett (1963), finalizando el 30, con Vanya el 42. Calle (1994). Estos dos títulos también pueden condensar la fascinante diversidad que caracteriza la trayectoria de Malle: el primero, nunca estrenado en Portugal, con Maurice Ronet y Jeanne Moreau, ilustra la importancia del drama íntimo en el universo de Malle; la segunda tiene como punto de partida una singular experiencia de puesta en escena tio vaniade Chéjov, en un teatro de Nueva York, con actores como Wallace Shawn, Julianne Moore y Larry Pine (actualmente en la serie Sucesión) – fue la última película de época estadounidense de Malle y también su última película.
Vanya el 42. Calle es una referencia tanto más sugerente en la trayectoria del director cuanto que puede simbolizar la importancia que han adquirido los componentes documentales en los distintos momentos de su obra. En esta perspectiva, el ciclo te permitirá descubrir o redescubrir la visión documental de Malle y no solo por eso el mundo del silencio (1956), codirigida con Jacques-Yves Cousteau, sobre la explotación de los fondos marítimos, consagrada con la Palma de Oro de Cannes (que, por otra parte, el propio Malle nunca reconoció como muy significativa en su obra). También se diseñarán, por ejemplo, L’Inde Fantôme (1969), serie fruto de un viaje por la India, e Calcuta (1969), largometraje realizado durante el mismo viaje y también uno de los ejemplos más admirables de una mirada que, evitando “explicarse” automáticamente, se abandona, sobre todo, a un ejercicio metódico de contemplación de los lugares que descubre. .
Habrá, por supuesto, muchos de los títulos más famosos de la filmografía de Malle, incluidos amantes (1958), con Jeanne Moreau y Jean-Marc Bory, Viva María (1965), una “superproducción” rodada en México con Brigitte Bardot y Jeanne Moreau, o Ciudad Atlántica (1980), referente de la ópera en Estados Unidos, con Burt Lancaster y Susan Sarandon tras bambalinas del mundo de los casinos, un drama romántico que no deja de integrar inesperados elementos documentales. también para no olvidar aliento en el corazón (1971), con Léa Massari, un melodrama familiar que hace medio siglo alborotó los mercados por sus elementos incestuosos, y por la belleza Chicos adiós (1987), tragedia vivida en un internado francés durante la ocupación nazi, memoria visceral y autobiográfica.
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