La policía guatemalteca rescató a 126 migrantes abandonados en un contenedor al costado de una carretera.
Fueron encontrados durante la noche entre las localidades de Nueva Concepción y Cocales, luego de que los residentes informaran haber escuchado gritos provenientes del interior del tráiler.
Las autoridades creen que estas personas fueron abandonadas por contrabandistas a quienes se les pagó para llevarlos a Estados Unidos a través de México.
Más de 100 de las personas encontradas son de Haití, que se ha visto muy afectado por la crisis. También hubo gente de Nepal y Ghana.
En una entrevista poco después del descubrimiento, un portavoz de la policía dijo: “Escuchamos gritos y golpes provenientes del interior del contenedor. Abrimos las puertas y encontramos a 126 personas indocumentadas”.
La policía brindó primeros auxilios a los migrantes antes de escoltarlos a un refugio administrado por el Instituto Guatemalteco para las Migraciones.
Una portavoz de la autoridad migratoria guatemalteca, Alejandra Mena, dijo que los migrantes llegaron a Centroamérica a través de Honduras y desde allí comenzaron el peligroso viaje hacia el norte hacia Estados Unidos.
Ahora serán transportados de regreso a la frontera con Honduras y entregados a las autoridades.
El descubrimiento se produjo apenas un día después de que las autoridades mexicanas arrestaran a 652 migrantes. Entre ellos, unos 350 niños, que viajaban en tres camiones frigoríficos de doble remolque cerca de la frontera sur de Estados Unidos.
Soldados en un puesto de control militar en Tamaulipas registraron los camiones después de escuchar rumores en el interior.
El incidente refleja una creciente preocupación por el número de migrantes. Entre ellos, un gran número de haitianos, en riesgo significativo en sus intentos de llegar a Estados Unidos.
Según el fiscal panameño, desde principios de 2021, más de 50 migrantes han muerto al intentar cruzar un corredor en la selva llamado Darien Gap en Panamá, en la frontera con Colombia.
Haití ha sufrido de inestabilidad durante años, que culminó con el asesinato del presidente Jouvenal Moïse en julio. Al mes siguiente, el país fue golpeado por un terremoto mortal.
Miles de haitianos ya habían abandonado el país en busca de trabajo en países latinoamericanos.
Muchos comenzaron a intentar llegar a Estados Unidos con la creencia de que podrían beneficiarse de un estatus de protección temporal, un derecho temporal de residencia en el país que se ha extendido a los haitianos que ya viven en Estados Unidos. Pero no para los recién llegados.
El mes pasado, unos 13.000 haitianos se reunieron bajo un puente que conecta Del Río, Texas, con Ciudad Acuña, México. Desde entonces, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Estados Unidos ha deportado a más de 7.500 personas a Haití.
El enviado especial de Estados Unidos a Haití, Daniel Foote, renunció para protestar por las deportaciones. Dijo que el rechazo de las personas que huyen de un terremoto y la inestabilidad política es “inhumano”.
Pero Marsha Espinosa, del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, reiteró que “nuestras fronteras no están abiertas y la gente no debe emprender el peligroso viaje”.
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